Jose Luis Quiñones

Amanece semi-nublado en el campamento y nuestro ánimo está muy triste. Ayer por la noche fuimos informados de que se acercaba una explosión solar de nivel 8 y que la magnitud de las auroras iba a ser de leyenda. Pero seguimos sin tener la buena suerte climatológica, que nos hace falta tener, para tener el cielo despejado. El espectáculo debió ser grandioso porque incluso a través de las nubes espesas se pudimos apreciar la tonalidad verdosa de las auroras.

De todas maneras seguimos esperanzados porque tenemos muchos días por delante.

El plan de hoy es dejar el campamento de Fletanes, dirigirnos a Narsak en lancha y comprar algo de ropa; llevamos ya 5 días con prácticamente la misma ropa. Sigo alucinado con el comportamiento positivo y alegre del grupo. No es fácil mantener una actitud tan positiva en un grupo tan grande después de varios días sin ropa, con comida sin lujos, sin ducha y con largas extenuantes caminatas.

Nos espera una gran sorpresa, inesperada, después de mediar con el conductor de la lancha, le convencemos de que se acerque al frente glaciar para que los chicos (y no tan chicos) vean de cerca el enorme glaciar Galigarí. Es simplemente impresionante, aunque la vista del frente desde el campamento parezca cercana, sólo cuando te acercas a pocos centenares de metros, te das cuenta de la grandiosidad del glaciar. Lo primero que aprecias es su inmensidad, desde lejos, calculas una altura de frente de unos pocos metros, de cerca se planta con una altura de un bloque de 7 alturas o más. Los colores son muy fuertes, desde un azul intenso, hasta un blanco perla. El relieve del frente es cortante y lleno de saliente en forma menhires y que da la sensación real de que pronto se desmoronarán empujados por la gran presión incansable que va ejerciendo el glaciar hacia el fiordo.

La zona está ocupada por cientos y cientos de aves, buscando el apreciado manjar de bancos enormes de pececitos. Su razón es que ahí encuentran un oasis debido a la gran cantidad de nutrientes que se producen cerca del frente del Glaciar. Con nuestra aproximación provocamos que una nube de aves nos sobrevuele muy cerca de nuestras cabezas, tan cerca, que por inercia las agachamos.

No dejamos de admirar la gran belleza natural que se nos presenta en frente nuestra, da miedo y sobrecoge el espectáculo; en serio. Tienes la sensación que en cualquier momento puedes formar parte del cuerpo del glaciar. El domina y nosotros somos meros observadores.

La visita es rápida pero intensa, es hora de salir del sueño y volver a la realidad.

Llegamos a Narsak. Nos parece que hemos llegado a la civilización moderna, aunque no deja de ser un pequeño pueblo de 2000 habitantes. Las casas están muy esparcidas en un gran territorio bajo la protección de una gran montaña. Son casitas pequeñitas y con tejados de dos aguas, pintadas con colores azules, verdes, rojas intensos y llamativos …

Narsak, es todo y nada. Cuenta con dos supermercados un restaurante en donde sólo se puede comer hamburguesas, un colegio y un pequeño puerto pesquero y un mercado. El pueblo parece, aunque sea verano, vacío, con muy pocas personas andando por las calles.

Compramos ropa de muda y algo de abrigo en un pequeño supermercado

La ducha……… con agua caliente; sienta cómo si de repente hubiéramos salido de un masaje profundo en el paraíso. Si alguien cree que exageramos, es porque no ha probado la experiencia.

Las caras y la alegría del grupo se han intensificado, y vemos con ganas renovadas las siguientes etapas de la expedición. Sólo nos falta ver una gran tormenta de auroras y que… lleguen las maletas perdidas.

Llegamos al albergue y recibimos 2 noticias sobre las maletas: una buena y otra mala. Por cual empezamos??? …. Por la buena:las maletas llegarán hoy por la noche al albergue. La mala: están todas las maletas menos una. Uffff!!!!! De quién será la maleta perdida??? Nadie quiere hablar. Nos damos ánimos y nos apoyamos unos a otros. Todo el mundo tiene que estar preparado mentalmente para que cuando lleguen, si la que falta es la de uno mismo, sea fuerte como para no caer en la tristeza o desazón.

Lo “divertido” si se puede describir de esta manera, es que David, un astrofotógrafo, no dejaba de animar a su compañero, diciéndole: “ Tu mentalízate que es tu maleta la que falta, sé fuerte y hazte a la idea que vas a estar sin maleta el resto de la expedición; así si ocurre que de verdad, es tu maleta la que falta, te afectará menos y será mas fácil aceptarlo”.

Se pegó todo el camino animando a su compañero sin cesar, preparándole. Cuando dieron la lista de maletas, resultó, que la maleta que faltaba era la suya.

Los chicos aprendieron una lección inolvidable y francamente instructiva: resulta que David animó tanto a su compañero, que el mismo se hizo muy fuerte, tenía que creer en lo que decía. Así que al saberse conocedor de la maleta que faltaba era la suya, él estaba mentalmente preparado para la gran mala noticia. Aprendimos, que si uno se prepara para los momentos malos, con una mentalidad fuerte y positiva, estos se afrontan con entereza, no te cae el ánimo y te hacen más fuerte. Como recompensa, David fue el centro del cariño, atención y apoyo por parte de todos. Un gran premio por su fortaleza y una alegría ver la solidaridad de todos hacia David.

Seguimos sin ver auroras, está nublado, pero el pronóstico para mañana y pasado mañana es bueno. Seguimos siendo positivos, seguro que veremos auroras. Sería un gran premio a una gran expedición, todos se lo merecen.