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Fco. Javier M. Romagueras

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Juan Moreno Aragoneses, un “mestre de català” peleño que podría haber sido un señor feudal

Maqueta del Monasterio de Guadalupe realizada por Juan Moreno

Nacido en 1947 en la localidad de Navalvillar de Pela (Badajoz), Juan Moreno Aragoneses es una persona interesada y practicante de una amplia variedad de disciplinas, desde la pintura a la escultura, pasando por la poesía, el ajedrez, la numismática, las maquetas o la divulgación histórica. Amante de los castillos cree que, de existir la reencarnación, en otra vida habría sido un señor feudal. Desde 1971 reside en el barrio de La Salut de Badalona, habiendo dedicado casi toda su vida profesional a la educación, entre otras cosas como Mestre de català.

Su primer contacto con Cataluña se produce en el verano de 1970,  como guía de turismo con la empresa “Puente Cultural”, en un hotel de Salou. De allí se trasladó, también como guía, a Lisboa.  Regresé a Barcelona por vacaciones –nos explica- para ver a mi novia Carmen –su actual esposa-, que también había ido a la Ciudad Condal de visita, pero se había quedado ya trabajando. Como en esta época cambió el sistema de enseñanza, salían a diario ofertas de trabajo para maestros titulados, por lo que, atendiendo una de estas, se me ofreció la subdirección de un centro de enseñanza en Badalona y, a pesar de encontrarme muy a gusto en Lisboa, acepté el cargo.

Juan Moreno Aragoneses, con una de sus obras

A partir del curso escolar 1971-72 ejerció en Badalona como subdirector del Colegio Albert hasta 1975 y como director hasta 1995. Ese año, debido a la crisis de natalidad, cerró el centro, por lo que al curso siguiente  me trasladé al Colegio San José Obrero de L’Hospitalet, del que fue secretario y subdirector hasta su jubilación en 2012.

Comprobamos que durante más de cuarenta años la vida profesional de Juan Moreno Aragoneses ha estado ligada, casi siempre, al ámbito pedagógico, al mundo de la enseñanza. Empezó como interino en 1967, en una escuela unitaria de Obando, pedanía de Navalvillar de Pela. Mi vocación –dice Juan-, posiblemente vinculada al tiempo libre que me dejaba para dedicarme a mis otras aficiones, ha sido la enseñanza y, salvo el pequeño periodo de la milicia forzosa y el de guía de turismo en Portugal, a ella he dedicado  mi vida laboral. He asistido a todo tipo de cambios y más aquí en Cataluña, donde se me presentó la disyuntiva de aceptar el catalán como lengua vehicular  o regresar de nuevo a mi tierra y retomar mi interinidad en un pueblo, como hicieron un gran número de mis compañeros. Pero yo, decidido por mis hijos a seguir en Cataluña, obtuve el título de “Mestre de català”.  No sin problemas,  comencé a redactar, como secretario, toda la documentación del centro en el idioma autóctono que, voluntariamente aceptado, y siempre pronunciado con el acento extremeño, forma ya parte de mi bagaje cultural. Como anécdota relacionada con ese acento, nos cuenta que realizando la  matriculación de un alumno en el colegio, lógicamente hablando en catalán, la madre del niño, que era de Villanueva de la Serena, me dijo: perdone, ¿es usted extremeño?

Historias peleñas

Interesado, como ya queda dicho, por multitud de disciplinas, Juan Moreno Aragoneses confiesa que mi aliciente como persona es la curiosidad, y mi defecto que, una vez satisfecha ésta, abandono toda relación con lo aprendido y comienzo una nueva aventura, con lo que nunca puedo llegar al dominio puntual de una disciplina.

Pese a esta aseveración, siente una especial predilección por la investigación histórica, que justifica precisamente en el hecho de que nadie supo responderme las preguntas que, como curioso empedernido, hacía sobre la fundación, historia y evolución de mi pueblo natal, Navalvillar de Pela.  Nunca ha perdido esa atracción por la historia peleña. Mi principal relación socio-cultural con Navalvillar de Pela –comenta-, menor de la que yo desearía, es la de pertenecer a la asociación “Peñuelas Llanas”, que me honro en presidir y de la que fui cofundador con otro grupo de maestros y amigos. El objetivo de la misma es realizar investigaciones y mantener vivas las tradiciones del pueblo peleño, colaborando así con las actividades de la Universidad Popular de Navalvillar de Pela.

Dibujo a plumilla de parte de la ciudad antigua de Cáceres

Sus estudios e interés por la historia peleña, se han visto reconocidos en diversas ocasiones, como en 1993, en el que recibió el Primer Premio OPAS (Órgano de Patrocinio y Acción Social), otorgado por la investigación y divulgación de la historia y tradiciones populares de Navalvillar de Pela; o en 2009, con el  Diploma y premio del Centro de Desarrollo Rural de Extremadura, otorgado por la Mejor Labor Cultural en la Comarca de la Siberia. En la actualidad está terminando un nuevo libro, cuyo título es Historia de Pela y crónica de Navalvillar, en el que sigue profundizando en la investigación histórica sobre su pueblo natal.

Pasión por los castillos

Pero su actividad no se ha circunscrito a su localidad natal, sino que es autor de otros volúmenes que hacen referencia a Extremadura en su conjunto, como Mi ruta por 107 castillos extremeños, publicado conjuntamente por la diputaciones de Cáceres y Badajoz en 2006; o Breviario histórico por 225 cenobios extremeños, editado en 2010 por la diputación pacense.

Son precisamente los primeros, los castillos, por los que siente una atracción especial. Pienso que si creyera en la reencarnación, yo fui en la otra vida señor feudal, ya que en los castillos me encuentro como en mi propia casa, conociendo sus estructuras, defensas, dependencias, etc., hasta el punto que ya de bien pequeño, con 6 ó 7 años, los  construía de corcha para jugar con los amigos. Como anécdota cuenta que una vez que visitó la localidad almeriense de Vélez Blanco, con motivo de una boda, iba explicando a los amigos las partes del castillo, hasta que acabó rodeado por todos los turistas que había allí, teniendo que hacerles entender que él no era el guía oficial.

Juan piensa que en Extremadura poseemos de ellos un patrimonio envidiable: dos alcazabas de las más grandes de España, bastiones señoriales perfectamente conservados, Alburquerque, Las Seguras, Las Herguijuelas,…, roqueros como el de Puebla, con unas vistas impresionantes sobre las aguas embalsadas del Zújar y el Guadiana. Para mí, todo este patrimonio, turísticamente hablando, está  desaprovechado, tanto por los propios extremeños, ya que muchos no conocen su propia tierra, como en la promoción que de ellos se hace en otras autonomías o en el extranjero.

Acabamos la conversación con Juan Moreno Aragoneses hablando de uno de sus sueños sin cumplir: Mi proyecto pendiente es terminar el recortable de la maqueta del Monasterio de Guadalupe, ya que son diez años de trabajo y tan sólo me falta escribir las instrucciones de montaje de las cerca de mil piezas de que consta. Pero la verdad es que como yo ya la he visto terminada, para esto de los detalles engorrosos soy un verdadero desastre.

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Sobre el autor


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