Comenzaron siendo un coro mixto y en 1992 se convirtieron en murga. De sus inicios no queda ningún miembro, el más veterano es Antonio Sansinena, que comenzó el segundo año como murga.
Por entonces el concurso era en La Granadilla y recuerdan lo difícil que era hacerse escuchar en un recinto que no estaba bien sonorizado para el desarrollo en condiciones del concurso.
Por entonces las murgas que habían eran las que ahora todos los murgueros destacan como sus referentes: Los Agüitas, El Nombre da igual, Ad Libitum, etc.
Los inicios fueron complicados, como suele ocurrir siempre, pero han conseguido algo muy bonito y difícil: tener un estilo personal, el estilo Jarana.
Y eso es algo muy especial y también muy complicado de mantener, quizás por eso los años pesan y seguir manteniendo esa línea cueste un poco.
Ya hace unos años decidieron abandonar el concurso, pero han continuado saliendo a las calles con su estilo tan personal y su público lo ha agradecido. Pero consideran que ya es el momento de retirarse, aunque a algunos les gustaría seguir vinculados al Carnaval: ya sea haciendo algún grupo más pequeño o ayudando a otras murgas en lo que puedan.
Ellos saben lo difícil que es poner en marcha una murga, sobre todo, cuando se es joven. Tener que dejar a la familia en casa para irse a ensayar dejando muchas veces a los niños pequeños. Como alguno de ellos dice no saben si sus mujeres se lo han perdonado todavía.
Pero tuvo su resultado, dos primeros premios y varios segundos y terceros. Aunque el mejor premio es el cariño del público que siempre les ha respondido. Actuaciones para el recuerdo como el año de pescaderos o el de monaguillos.
Miles de anécdotas y de momentos compartidos por este grupo de amigos que ha ido evolucionando en todos estos años. Hasta seis grupos han llegado a tener, pero todos ellos con el mismo sello. El de hacer crítica desde el humor. Porque como ellos mismos dicen el Carnaval es una pasión.