Desde aquel ayer…
Hace casi medio siglo, en un colegio libre adoptado de Granja de Torrehermosa, éramos protagonistas de esta foto, ahora todos estamos locos por watsap, recordando y deseando encontrarnos para revivir aquella infancia querida. Y estos son los sentimientos que afloran en nuestros miles de mensajes diarios, mensajes a borbotones de quereer ganar lo que parecía perdido, pero sólo estaba dormido.
SENTIMIENTOS DE AYER Y DE MAÑANA
Cuando el sol parece que camina de vuelta, y la vida para nosotros ya no tiene vuelta atrás, nos encendemos en el recuerdo y aunamos los troncos de nuestras vidas, marcados por la historia de cada uno, para que aumente entre todos la llama de unas brasas escondidas entre las cenizas, que aun guardan rescoldos vivos y encendidos de aquella infancia no olvidada y querida.
Deseamos jugar a ser la llama que fuimos en el comienzo, cuando prendíamos a borbotones todo lo que comenzaba como ilusión y futuro, pero realmente sólo nos queda su resplandor amado, nuestra memoria inquieta y la riqueza de una imaginación imparable que desea hacer magia con el tiempo pasado, para hacernos creer que aún estamos allí, en ese paraíso que ya no es, pero que a ratos mágicamente nuestro deseo lo sigue haciendo verdadero.
Jugamos a ser libres y nos creemos sueltos y descargados, nos miramos las caras y deseamos ver nuestros gestos, para redescubrirnos en el ayer, como si fuera hoy. Pero todos venimos al encuentro con la grandeza y el peso de una mochila en el camino de la vida, que hemos realizado como peregrinos de nuestro propio yo. Un yo que se ha hecho nosotros, en todos aquellos con los que hemos compartido el pan, arriesgado, fecundado a lo largo de este ya casi medio siglo de vida conquistada y definida. Ya somos ayer en el hoy de un mañana que quiere recobrarnos enteros sin dejar atrás nada de lo amado ni de lo vivido.
Y es desde ahí, desde la vida vivida, desde el recuerdo enamorado de una infancia querida y una juventud por estrenar en aquel ayer y hoy ya entregada y consumada, desde donde deseamos el encuentro y la palabra amable que nos confirme que todo, todo ha merecido la pena, que hay brasas vivas y quedan tocones de nuestros árboles vitales que aún pueden rebrotar de nuevo y alimentar llamas de sentidos y emociones auténticas, que si volvemos a juntarnos seremos capaces de pisar y bailar sobre las brasas de lo que somos sin quemarnos agotados, sino descansando en el lazo amable de la amistad fraterna y recuperada.
Pero ahora, aunque nos gustaría estar como antes, sentarnos como antes, reírnos como antes, abrazarnos como antes, ganar y perder como antes, correr y jugar como antes… hemos de hacerlo con la riqueza del nosotros que cada uno aporta, porque ya nos somos el yo desnudo del ayer, sino la riqueza de un presente, que aun apuesta por futuros compartidos y ampliados. Enraizados en el ayer de la amistad queremos agrandar el aforo porque somos muchos más con la riqueza de la vida que nos ha sido regalada en todos aquellos con los que nos hemos encontrado y caminado a golpe de días y de noches.
Pero lo hacemos movidos y tocados por un ayer gracioso que todavía hoy tiene fuerzas para despertarnos y hablarnos de un mañana compartido. Y de este modo, todos sentimos y amamos la vida¡