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José Moreno Losada

De lo divino y lo humano

Antonio Sama y ADISANVI. La gloria de un cura jubilado.

Cura hasta la muerte…

La imagen puede contener: 1 persona, de pie e interiorEn San Vicente de Alcántara hay muchas riquezas, yo soy testigo. Hace unos días visitaba ese pueblo, acompañado de Gabriel Cruz –compañero entrañable- para una celebración sencilla y extraordinaria a la vez, de bodas de oro sacerdotales de nuestro buen amigo y hermano Antonio Sama Riafrecha, natural de ese pueblo alcantarino. En el camino recordábamos la figura y el quehacer ministerial de este sacerdote cercano, para nosotros un referente de fe y de fidelidad ministerial. Octogenario avanzado, sigue vivo y activo en su propio pueblo, adonde quiso permanecer cuando llegó el tiempo de su jubilación tardía más allá de sus setenta y cinco años.

Naturalmente cuando un compañero con esta edad se retira a un lugar, todos entendemos que es a vivir con serenidad y paz, a dejarse cuidar por personas cercanas y entrañables. El buscó allí su pueblo natal, su hermana y sus sobrinos, que son cantidad, y los sobrinos nietos, biznietos… Normalmente, en la medida de sus posibilidades, los jubilados ayudan a los párrocos en sus funciones para aliviarle alguna tarea, como es el caso con el compañero Ángel, que preside aquella comunidad parroquial. Este último es el que había insistido en que organizaran una eucaristía de acción de gracias por sus 50 años de sacerdote.  El quería algo anónimo, una eucaristía sin más, pero allí estaba el pueblo con su amor y su agradecimiento para desbordar lo sencillo con la gloria de la vida.

Lo que hemos visto y oído, lo que hemos palpado

No hay texto alternativo automático disponible.En la celebración aquella hubo mucha vida y mucha singularidad. Yo recuerdo a Antonio como un hombre de la Palabra y del Pueblo, lo uno a un texto bíblico, de la primera carta de Juan, con el que le he visto emocionarse en más de una ocasión, y que lo define bastante: “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida…lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestro gozo sea completo.”  Su vida ha sido un deseo constante del conocimiento de Jesucristo para amarle y seguirle, y sus referentes han sido: el pesebre, la cruz y el altar. Su vida ministerial ha deambulado por muchos lugares, con disponibilidad sin límites, aunque él se viera limitado en su persona: Venezuela, Llerena, formador y director espiritual en el Seminario, Montijo, Barbaño, Sagrajas, San Vicente…

De abogado  para Dios y el pueblo

La imagen puede contener: 1 persona, multitud y exteriorLlego al ministerio desde la adultez, tras haber cursado los estudios de Derecho en Salamanca, tocado por el Espíritu en la búsqueda del absoluto, se dispuso para el Señor, tras la muerte de su Padre que le marcó –según manifiesta su hermana-, se formó en Salamanca y en Lyón, donde conoció la espiritualidad del Prado, del Padre A. Chevriér, y la metodología del Estudio del Evangelio para conocer y seguir mejor al Maestro de Nazaret, con el deseo de llevar el evangelio a los más pobres.

Siempre le oí su pesar por no llegar a los más débiles en su ejercicio ministerial, se veía indigno de esta vocación que estaba en su ser ministerial y en su corazón pero que no veía que la hubiera alcanzado. Pero he de manifestar que lo que vi en esa celebración era más que suficiente para decir que Antonio, como Simeón, ya puede decir: “Ahora Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz porque mis ojos han visto a tu Salvador en los pequeños y en los débiles de San Vicente de Alcántara”. Sí, el centro de aquella celebración fueron los usuarios, trabajadores y voluntarios de ADISANVI, una placa que le ofrecieron en la acción de gracias resumía muy bien el espíritu de esa celebración: “A don Antonio..en los 50 años de su entrega a Dios, y por lo tanto de ayuda al prójimo y en agradecimiento de este centro, por su implicación con nosotros… que Dios le conceda seguir realizando esta labor.”

ADISANVI, en el corazón

La imagen puede contener: 3 personas, personas de pie e interiorTodo el pueblo, allí presente, identificaba a Antonio con Adisanvi, uno y otros se explican mutuamente. Me comentaban cómo al llegar jubilado, comenzó a visitar, junto a una hija de la Caridad y algún voluntario, a todos los discapacitados del pueblo, a unirlos, a comenzar una asociación,  a arrendar un local  y comenzar las actividades. Años después, es un centro con más de una decena de trabajadores, con unas instalaciones dignas, con talleres y labores propias… un sacramento de vida y dignidad, de fuerza y ánimo para los débiles y los últimos de la sociedad. Cuando su vida ya podría parecer apagándose, Dios le dio la chispa que él creía que le faltaba para encender un fuego de vida y de esperanza en muchos. Hoy son trabajadores, una nube de voluntarios, y es que la gracia de Dios no tiene edad, es más, se hace fuerte en la debilidad para confundir a los fuertes.No hay texto alternativo automático disponible.Toda su vida queriendo estar con los pobres y anunciarles el Evangelio, creyendo que no se había dispuesto lo suficiente, y a la última hora, cuando ya estaba de vuelta en la plaza, el Señor lo llama para, en una sola hora, la última, poder realizar su sueño de amor, no ya por su fuerza, sino por la graciosa liberalidad del Padre que nos hace fecundos cuando nosotros nos creemos ya estériles. Así es la locura de Dios. Esta pequeña obra me recordaba a los inicios del Padre Chevriér en Lyon, trabajando con los chavales marginados de los barrios obreros. La formación recibida por Antonio en esa ciudad, su teología, no fue en balde, gracias a Dios.

La imagen puede contener: 1 persona, de pieGocé de la celebración, pero sobre todo disfruté con las personas que hicieron las ofrendas, las peticiones, las moniciones… Todos tocados por la gracia de ADISANVI, asociación de discapacitados de San Vicente de Alcántara. Una joya y un tesoro, un sacramento del hacer de Dios en la vejez de uno de sus sacerdotes, para que la fuerza se siga realizando en la debilidad, y sigamos creyendo en su bondad y en su  misericordia. Él sigue caminando deseando una residencia para los que ya van siendo mayores y se van quedando sin familias, para que no tengan que salir de su entorno… y  vamos a ver qué hace Dios, porque Antonio Sama, otra cosa no será, pero cabezón…. Un abrazo hermano.

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Sobre el autor

“Entre lo divino y lo humano, pero sin fronteras entre lo uno y lo otro, va deambulando mi vida de cada día, como la de todos. Me muevo como ciudadano de a pie en la ciudad secular, como hermano en medio del mundo y como oveja-pastor en el ámbito eclesial, y no soy más que puro intento de una identidad en estos caminos de lo humano y de lo divino. Abro este blog con el deseo de seguir siendo encuentro y, ojalá, para abrir los ojos, con todos vosotros, a lo trascendente y lo inmanente de nuestra historia cotidiana." Pepe Moreno Losada, nacido en Granja de Torrehermosa en 1958, ahora –ya mayor- sacerdote en Badajoz y profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura.


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