Con Juan Antonio Gallardo, es la primera vez que traigo a un empresario de altos vuelos a este blog (más de 100 empleados en su grupo empresarial). Pero es que les voy a hablar de un emprendedor nato, no de los modernos de ahora. De un pedagogo, profesor en Cataluña y maestro rural en Extremadura. De un políglota y de un simpatizante de los movimientos libertarios, underground y contraculturales de la Cataluña de finales del franquismo. De un sabio de la cultura del queso y de la gastronomía extremeña y universal. Curtido en mil batallas, mi personaje de hoy es un lujo de esta tierra, al que seguramente sólo conocen los más avispados como suele sucedernos con la gente de más valor.
Juan Antonio Gallardo es la figura más relevante que conozco de emprendedor extremeño. Maestro y Licenciado en Pedagogía (Teoría de la Educación), empezó de maestro en Extremadura y marchó a Cataluña por el año 1975, todavía en vida de Franco, dedicando la primera parte de su vida profesional a la enseñanza.
Al día siguiente de llegar se matriculó en Catalán, lengua que domina perfectamente, y alternó la enseñanza con los movimientos libertarios, la cultura underground y otras corrientes de vanguardia. Transcurridos algunos años, a pesar de su plena integración en la cultura catalana, decide venirse a Campanario, su pueblo natal, y hacerse cargo, junto a su hermano Juan José del pequeño negocio de quesos y suministros y para las matanzas domiciliarias de su padre, don Ramón Gallardo Lozano.
Fueron los primeros productos de su actividad comercial, completada con una cámara de maduración, en el que empezaron a afinar sus primeros quesos. En su retorno a Extremadura y a su comarca de La Serena se había marcado un objetivo: crear un grupo empresarial importante dentro del sector agroalimentario. Lo que no supieron crear los señoritos de su generación con los que estudió, a pesar de las grandes fincas y riquezas que heredaron.
Su cultura gastronómica y sus contactos en Cataluña le llevaron a hacerse un experto en quesos, y ésta fue su primera apuesta de éxito al crear Lácteos de Castuera. Posteriormente han llegado a tener tres industrias punteras del queso: la mencionada oveja de la Serena, en Castuera y de cabra, en Aldeacentenera y Fregenal de la Sierra.
Más tarde amplía la actividad de Lácteos de Castuera y la convierten en centro recolector, distribuidor y exportador de leche, con gran actividad en España, Francia y Portugal. Aparte de ello, Juan Antonio es Presidente del Consorcio de los Quesos Tradicionales de España S.A., la empresa más importante de este sector, y pionera de esta especialización quesera en nuestro país, con clientes en más de 40 países.
En paralelo a estas actividades, ha creado otra empresa de suministros al sector de la panadería, pastelería y heladería, y otra para el sector de industrias cárnicas, con primeras marcas internacionales. Tiene también una maravilla de “Pequeño Hotel con Encanto” en Fregenal, que es referencia en los circuitos especiales de este sector. Para terminar con el Grupo Empresarial que ha creado, y que da empleo a más de cien personas, entre las empresas propias y las participadas, me queda citar otra actividad, como es la energía solar, para la que crea la empresa “Socios del Sol”, que, aunque pequeña, aterriza en un sector estratégico en el que, a pesar de los vaivenes, creo que es un sector con futuro. Y no les hablo de otras actividades en las que participa o promueve por no hacer el post mas largo.
Hace tiempo que el objetivo que se marcó al regresar de Cataluña lo ha conseguido con creces, y el grupo de empresas que dirige, junto a su hermano y sus sobrinos, da empleo a más de cien personas lo que le convierte en una de las empresas modernas y punteras de Extremadura, con mercados abiertos desde Shanghái, hasta Lisboa, teniendo unas relaciones especiales con el país hermano, al que vende más de un 30% de sus productos. Tiene una casa en el entorno de Lisboa donde reside una parte del año, y conoce perfectamente la lengua y la cultura portuguesa, con la que ve lazos importantes en el futuro. Todo ello sin descartar el desembarco que ya está pensando para Estados Unidos.
Hay dos cosas que no puedo olvidar de Juan Antonio, y que valoro enormemente. La primera fue la iniciativa de creación de La Feria del Queso Artesano de Trujillo. El fue su primer Presidente, asesor y gestor, durante siete años, y logró enamorar de esta idea al Director General de Alimentación del MAPA, que vio en ella la primera feria del queso realmente artesana de España, y la apoyó desde el Ministerio todo lo que pudo.
Logró convencer también al dueño del Palacio de la Conquista de Trujillo para utilizar sus instalaciones en el marco de la feria, con un Concierto de Música Clásica todos los años, de cuyo asesoramiento se encargaba Andrés Trapiello, gracias a sus buenas relaciones con él. Y también promovía exposiciones etnográficas sobre la cultura del queso y sus aperos antiguos, colecciones internacionales de etiquetas de quesos de gran valor, etc. Aquello pudo haber sido una iniciativa de un valor singular a nivel europeo si hubiera contado con más apoyo de la Administración de aquella época. Si le hubieran seguido consultando, tal vez esta feria no se habría degradado tanto, y se habría convertido en un verdadero símbolo del queso artesano extremeño y español a nivel internacional.
La segunda cuestión que recuerdo y valoro mucho de Juan Antonio fue que aceptara ser el responsable máximo de la organización gastronómica del Pabellón de Extremadura en la EXPO de Sevilla, donde hizo un trabajo magistral. Ahí quedó para el recuerdo una publicación, “Extremadura Paraíso Gastronómico”, en la que logró que colaboraran personas relevantes de la gastronomía extremeña y española con algunos artículos memorables.
Ahora ha adquirido una huerta tradicional, “histórica” en cierto modo, y se dispone a rehabilitarla y hacer con ella una especie de museo de la huerta, y un proyecto gastronómico donde la máxima expresión de la calidad y la tradición se den la mano, para proyectarlo en Extremadura, España y Europa. Un proyecto de vanguardia del que por ahora me pide que no desvele más datos.
Personas así, como Juan Antonio Gallardo, enamorado de su tierra extremeña y ejemplo de emprendedor en múltiples actividades, que no está nunca pendiente de subvenciones, deben ser más conocidos por todas las entidades de Extremadura, desde la Universidad y las Escuelas de Negocio hasta las más pequeñas asociaciones de desarrollo y cultura rural.