GOBERNAR BIEN
Recibo en mi Cofa un mensaje de un buen amigo, sugiriendo una tertulia entre un grupo de conocidos, sobre un tema que tiene muy inquieta, actualmente, a la sociedad civil, en general, y a la de la Capitalplacentina también. Se trata de “Gobernar Bien”.
El asunto fue analizado con mucho interés, rigor y profundidad entre los contertulios, y ello me lleva a publicarlo en este Blog para compartirlo con sus seguidores, dada la actual peyorativa valoración que sobre la casta política tiene la ciudadanía y el deseo y anhelo de su REGENERACIÓN.
En la mente de cualquier ciudadano, considerado normal, anida el concepto de que un Gobierno bueno actuará a favor de sus intereses, nunca en su contra.
Las Ciudades, los núcleos de población, son asentamientos de habitantes que necesitan unos servicios comunes y, consecuentemente, están obligados a aportar su parte alícuota de gasto. Necesariamente esos servicios pagados por los residentes deben, inexcusable y prioritariamente, redundar en ellos, buscando siempre la mejora de sus condiciones de vida.
No se puede suplantar el derecho de un residente por el de un forastero, por muy hospitalarios que nos consideremos. ¿Llevamos a nuestra casa las cosas desagradables con las que nos topamos a cada momento? No, deseamos verlas cuanto más lejos de nosotros, mejor.
El buen Gobierno es el que vela por el bienestar de sus gobernados, los que habitan y ayudan al mantenimiento de la casa común, Pueblo, Ciudad, Nación.
No se puede gobernar tumbado, mirando a la luna, decir que no se puede hacer otra cosa y dormirse en la cuna de los votos; al final estos huirán, desaparecerán o se trasladarán a otro.
En cualquier población y, en concreto en nuestra Capital Placentina, deseamos y exigimos ser tratados con la mayor dignidad y respeto posibles por quienes ostentan el poder municipal y no ser engañados con cuentos de niños a los que contentamos con unas carantoñas:
– Hay que erradicar las molestias y ruidos innecesarios, mayoritariamente nocturnos, que no dejan descansar a los vecinos que tienen que trabajar. Las medidas a utilizar han de ir encaminadas al razonamiento, convencimiento, diálogo educados y, si no hay resultado positivo, al castigo penal. Hemos aportado muchas iniciativas, desde la presencia policial al llamamiento de padres de menores, etc. Ya existe algún ejemplo de incumplimiento de Autoridades en este aspecto que, posiblemente, llegue a los Tribunales.
– Se debe facilitar al ciudadano residente la circulación y disfrute, siempre con orden y buen comportamiento, de todas las instalaciones públicas y privadas de su Ciudad. También al visitante, con idénticos derechos y deberes, pero con el máximo respeto y educación.
– La supresión total de aparcamiento enla ZonaMonumentaly el traslado de Organismos oficiales, han supuesto una auténtica desertización del Centro Histórico con grave detrimento de su Comercio y Hostelería. Es muy urgente buscar soluciones de Aparcamiento en la zona Suroeste dela Ciudad, promocionando los Servicios en ella. No se puede desequilibrar la circulación de las personas hacia el Comercio y Servicios, favoreciendo prioritaria y absolutamente la zona Noreste, con el consiguiente agravio para el resto.
– La promoción del empleo, sobre todo de los más jóvenes que nunca han accedido a un puesto de trabajo, ha de ser, a niveles nacional y local, una de las prioridades inexcusables de cualquier Gobierno. La responsabilidad de unas generaciones perdidas, venideras, serán achacadas a los que hoy tienen la obligación de gestionar la sociedad.
Es necesario realizar todos los esfuerzos posibles en conseguir recuperar esas generaciones jóvenes para insertarlas en el mundo laboral, consiguiendo además que aprendan los valores del trabajo, la honradez, el disfrute de la familia con sus hijos. Ese es el buen camino que, entre todos, debemos trazar, sobremanera las Instituciones que Gobiernan.
– Finalmente el Buen Gobierno ha de contar con la máxima transparencia administrativa. El Ciudadano nunca debería sospechar que sus representantes puedan incumplir la ética de su honradez y no aplicar la meridiana gestión de sus cuentas.
Cuando esto sucede, desaparece la confianza y comienza la guerra sucia del engaño que se instala, desgraciadamente, en todala Sociedady que tiene consecuencias negativamente impredecibles.