Que pasa con las pensiones? 9.5 Millones de españoles son muchos españoles a los que tampoco les salen las cuentas, y ya no les valen los cuentos.
Las pensiones son en España la crónica de una muerte anunciada. No es nada nuevo, ni el gobierno ni los expertos se sorprenden de lo que está sucediendo. Aquí no somos visionarios, pero en Octubre de 2013 ya aconsejábamos en “Economía Anticrisis” qué podíamos hacer de cara a la jubilación en el post “Tres consejos para vivir de tu jubilación en 2040”. Por desgracia ya vaticinábamos entonces lo que iban a hacer los políticos, y nos confundimos muy poco cinco años antes. Pero ¿qué es lo que pasa ahora con las pensiones?
Es sencillo. Cuando empezó la crisis veníamos de unos años de congelación de las pensiones con el anterior Gobierno, así que nos pareció muy bien que, en verano, como todas las trapisondadas que nos hacen los gobiernos para que nos “medio enteremos” , se subieran las pensiones un 0.25% anual.
Pero la realidad es que traían un coeficiente de ajuste con el que las pensiones solo aumentarían si los ingresos de la Seguridad Social subían por encima de la tasa de crecimiento del número de pensiones. Si no, solo subirían un 0.25 anual.
Así planteado, las pensiones no iban a subir en ningún caso por encima del IPC ni de la inflación, lo que dejaría perdiendo a los jubilados poder adquisitivo hasta culminar aproximadamente una pérdida global del 7% en 2022, como ya avisaba la AIREF en 2013 .
Hay más jubilados, menos sueldos para cotizar, y menos cotizantes para hacerlo.
La Reforma laboral se ha encargado de montar un sistema de contratos temporales que llega al 30% de los que trabajan y nos colocan a la cabeza de Europa de la temporalidad contractual y sueldos que, comparativamente entre 2008 y 2018, han caído, aunque en los últimos cuatro años han subido, y eso es lo que nos venden.
Dado que las pensiones se pagan con lo que aportan los que están trabajando en ese momento, ya tenemos la ecuación maldita. Hay más pensionistas, hay menos cotizantes y, los que hay, cobran menos que hace diez años, y eso sin contar que está a las puertas de la jubilación la generación del Baby Boom de los 60”.
La mejor sería recuperar el crecimiento en el número de afiliados y mejorar los salarios. Así, con 20 millones de afiliados y salarios decentes, la Caja de la Seguridad Social que, al día de hoy, es independiente de la del Estado, podría hasta recuperar la hucha.
La única solución es que al gasto publico asimilado a la vejez hay que meterle más ingresos, ya que mientras que lo que se ha ganado en sueldos entre 2008 y 2018 se ha reducido un 8%, las necesidades de pensiones han subido un 33%.
Así que tenemos que desconfiar de la idea de que los que pagan hoy financiarán las jubilaciones de mañana porque, como los sueldos cada vez son más bajos y el número de pensionistas más alto, las cuentas ni salen hoy ni van a salir mañana.
En la actualidad, el déficit publico llega al 99% por lo que al Estado no le queda un duro para trasvasar dinero a la Seguridad Social para pagar pensiones.
De los presupuestos, la protección social, educación y sanidad más los intereses, suman un 80% por lo que al resto de actividades del Estado: defensa, seguridad, justicia, obras públicas, medio ambiente etc., se llevan el 20%. No parece que de ahí tampoco se vaya a poder sacar mucho.
La solución inmediata sería vincularlas al IPC, como siempre había estado, lo que obligaría al Estado a seguir endeudándose y aumentando el déficit para poder pagarlo. Por eso, estas soluciones que vinculan al IPC o a la inflación serían justas, pero habría que implementar soluciones definitivas a medio y largo plazo.
Invertir en planes de pensiones, como nos ha aconsejado el Gobierno, planes que han tenido una rentabilidad media del 1.5%, no solo no es un buen negocio financiero, sino imposible para la mayoría por la capacidad de ahorro minúscula de los españoles después de la crisis.
Habría que destopar las bases para que los sueldos más altos tributen más. Quitar las exenciones de los primeros tramos para que los que menos cobran, paguen también. Incrementar temporalmente las retenciones hasta que se resuelva el problema. Crear nuevos impuestos, un IPC especifico de las pensiones… Todas las soluciones pasan por ingresar más.
Por eso, la solución es convocar de una vez el Pacto de Toledo en el que, por el momento, al Gobierno ni está ni se le espera para implementar soluciones que garanticen nuestro derecho recogido en el artículo 50 de la Constitución de una pensión digna.
Para los extremeños, la ocurrencia de rebajar la carga fiscal es absurda ya que el 70% de ellos no hacen declaración de la renta, y si las pensiones son bajas, en Extremadura lo son un 30% por debajo de las más altas, las Vascas. Vamos, son de vergüenza.
Nada que esté por debajo del IPC es digno como ese paupérrimo 0,25%. Así que es imperativo que haya acuerdos políticos y sociales que reviertan las malditas consecuencias de una reforma laboral mal entendida que nos han traído estos barros, porque 9.5 Millones de españoles son muchos españoles a los que tampoco les salen las cuentas, y ya no les valen los cuentos.