Dicen que Grecia va sin rumbo y a la deriva. Difiero. El capitán Tsipras y el timonel Varufakis tienen claro el rumbo a seguir. Ya lo avisó el hoy titular de Finanzas griego a finales de 2013 en un artículo publicado en el ‘Boston Review’: «La única vía a seguir para un gobierno de Syriza es conseguir cambiar el rumbo económico de Europa. Esta es una tarea difícil, pero en mi opinión, no es imposible».
El miércoles, en Bruselas, el primer ministro heleno dijo algo similar: «Grecia no quiere romper las reglas del juego sino corregirlas». Y a la pregunta «¿cree que convencerán a Berlín?», respondió: «Primero, tenemos que tomar Manhattan», en alusión a la canción de Leonard Cohen ‘First, we take Manhattan’, que empieza así: «Ellos me sentenciaron a 20 años de aburrimiento / por intentar cambiar el sistema desde dentro. / Ahora vengo, vengo a recompensarlos. / Primero tomaremos Manhattan, luego tomaremos Berlín». O sea, primero están recabando apoyos y consensuando posturas en el seno de la UE y después tratarán de convencer a la dominatrix alemana, con quien, de momento, como comprobó Varufakis el jueves, ni siquiera han llegado al acuerdo de que están en desacuerdo.
Pero «especialmente los alemanes pueden comprender que a una nación orgullosa no se la puede humillar tanto tiempo sin dejarle ver la luz al final del túnel», como dijo Varufakis a la televisión alemana ARD. Advirtió que su país se está convirtiendo en la Alemania de los años 30 justo antes de que los nazis llegasen al poder y recordó que Amanecer Dorado ya es el tercer partido más votado. «Los problemas de Grecia se han extendido por toda la zona euro», insistió. Por eso, hay que evitar «una depresión como la de los años 30 que divida Europa», clamó. ¿Cómo? En 2013, Varufakis y otros dos prestigiosos economistas, Stuart Holland y James K. Galbraith, hicieron ‘Una modesta proposición para resolver la crisis de la eurozona’. En ella urgen a la UE a dejar de persistir en la austeridad draconiana y a poner en marcha un ‘New Deal’ europeo. Proponen soluciones inmediatas, factibles sin necesidad de reformar las leyes y los tratados europeos actuales.
¿Puede la pobre y pequeña Grecia imponer tal cambio a la UE? En el artículo del ‘Boston Review’ de 2013, Varufakis apuntó el camino para lograrlo: «Invocando causas de interés nacional, un gobierno de Syriza tendría derecho de veto sobre todas las decisiones hasta que el punto de vista europeo sobre el programa griego se volviera a debatir. (…) Esto proporcionaría a los mandatarios portugueses, españoles, italianos y a los más importantes, los franceses, la oportunidad de cambiar el discurso del clima económico de Europa y sus alrededores». Aquí se enmarca la amenaza de Tsipras de bloquear el aumento de las sanciones europeas a Rusia por su intervención en Ucrania.
Grecia puede pasar de ser el talón de Aquiles de Europa al caballo de Troya que cambie su rumbo, como sostiene el columnista Darrell Delamaide en un artículo publicado en ‘Marketwatch’ en diciembre de 2013. No obstante, la última palabra la tiene Merkel. En su mano está que en el futuro se hable, como ha dicho Varufakis, «no sólo de un plan Marshall –condonación de la mayor parte de la deuda germana incluida– que salvó a Alemania, sino también de un plan Merkel que salvó al euro».
(Publicado en el diario HOY el 8/2/2015)