YO LO COMPRENDO TODO: son muchos años conduciendo, la rutina, el exceso de autoconfianza… Pero es que, según los testigos, usted no iba atento a los vehículos que circulaban por su misma calle, y esa negligencia provocó el atropellamiento del repartidor de caracoles, que por cierto se ha salvado de milagro. Además, dio usted positivo en alcoholemia y el informe pericial confirma que el motor de su vehículo ha sido manipulado para correr hasta el doble. —Pero, señoría, con todos mis respetos, 50 por hora tampoco es una velocidad excesiva. —¡Cómo que no! ¡Para una silla de ruedas, un verdadero atropello!