EL ASPIRANTE AVANZÓ hasta el centro del escenario. El director de castin gritó Cuando quieras, y el actor se arrancó: «¡Yo soy un fraude! ¿Y quién no lo es, en este mundo podrido de hipocresía y mentiras? ¡Todo es un fraude! También usted, que se permite jugar con nuestros sueños de actor cuando la producción está ya más que decidida: el reparto, los contratos… ¡Todo! Aunque… ahora que lo pienso, tal vez aún se pueda cambiar algo. Por ejemplo, al director de castin». El actor sacó una pistola y disparó. El arma era de juguete, pero el director sufrió un ataque de nervios. El actor fue contratado.