EL HOMBRE QUE REGRESA del trabajo suele ponerse los auriculares para no oír el ruido que embarra las calles. Así, recluida en sus oídos, la música de Paul Simon transforma el bullicio en serenidad. Pero hoy las calles desiertas añoran a sus diez mil habitantes y el hombre que regresa quiere sentir el verdadero sonido del silencio. Decide no ponerse los auriculares y escuchar. Oye los semáforos que pían dando paso a nadie, oye cómo bostezan las papeleras anhelando su ración de basura, oye el optimismo desesperado de alguien que desde el altavoz de un coche grita Sobreviviré. Y el hombre que regresa, horrorizado, vuelve a ponerse los auriculares justo a tiempo de escuchar como Paul Simon le canta al oído: «Idiota, ¿no sabes que el silencio crece como un cáncer?». De pronto él también siente la necesidad de gritar Sobreviviré.