Los padres valientes tienen miedo.
Hace unos días recibí un correo electrónico en el que un lector del blog Escuela de Padres me contaba que la inmensa felicidad que le había ocasionado el nacimiento de su hijo se estaba viendo afectada por la aparición de un sinfín de miedos respecto a calamidades que le pudieran ocurrir a su criatura. Estos miedos le llevan a estar constantemente alerta intentando anticiparse a cualquier situación peligrosa que pudiera afectar a su hijo. Un sinvivir.
Y qué verdad es que como padres deseamos con ansia evitarles cualquier situación de peligro, de malestar, de dolor, de sufrimiento a nuestros hijos.
El miedo es natural, el miedo es un mecanismo que nos ha permitido sobrevivir como especie porque el miedo nos ha hecho desarrollar comportamientos para cuidarnos.
Los padres valientes tienen miedo y lo saben, pero no dejan que sea el miedo el que eduque a sus hijos porque no quieren que sus hijos crezcan asustados.
La vida de los seres humanos es frágil y se ve fácilmente amenazada por muchos y diferentes acontecimientos, pero si pretendes tener control sobre todos los peligros que pueden afectar a tu hijo vas a crear una burbuja que se llama sobreprotección y los hijos sobreprotegidos se vuelven personas incapaces de gestionar su propia vida.
Que tengas miedo es normal, eso es de valientes. Las personas que no tienen miedo insensatas. Tener miedo no significa vivir asustado, ni vivir asustando.
Para educar sin asustar, puede ser una buena idea:
1.- Dar razones de por qué no se debe de hacer algo en vez de recurrir a meter miedo para que no lo haga. El “coco” es Pan para hoy y hambre para mañana.
2.- Enseñar a los hijos a tener frente a la vida una actitud positiva les ayuda a valorar la vida y por lo tanto a desarrollar conductas que les ayuden a preservarla.
3.- El malestar, sufrir, no tener lo que uno desea, etc. son situaciones normales e inevitables en la vida de las personas. Y cuando la vida da palos se pasa mal y el trankimazin y la psicología pueden ayudar a afrontarlo pero lo que no pueden hacer es evitar sufrir.
La finalidad de la educación no es evitar todos y cada uno de los potenciales peligros que les puedan afectar a nuestros hijos, la finalidad es que aprendan a vivir, que aprendan a afrontar todo lo que la vida les va a deparar, bueno o malo. Afrontar es vivir activamente.
4.- No puedes ocultarles y menos aún evitarles a los hijos la cara triste de la vida porque es una manera de hacerlos débiles e incompetentes para afrontar adversidades a las que más temprano que tarde tendrán que enfrentarse.
5.- Así que no le tengas miedo al miedo, aprovecha ese miedo para enseñar a tus hijos que amar, amar a los hijos, amar las cosas que hacemos, amar la vida, es la mejor manera de aprender a desarrollar conductas que no nos pongan en peligro.
6.- Vivir… eso es ser padres: dar vida, vivir.
Sobeproteger a los hijos es una manera de meterles miedo en el cuerpo. Sobreproteger a los hijos te aporta una falsa seguridad, una tranquilidad efímera. Te recuerdo que tus hijos son muy pocos años unos niños y muchos años unos adultos que van a tener que organizar su vida. Tú decides qué y cómo quieres enseñarles.