Hace unos pocos años nuestros hijos e hijas querían ser médicas, bomberos, abogadas, maestros, ingenieros pero con la aparición de internet y todas las nuevas tecnologías de la información y la comunicación han aparecido también nuevos horizontes profesionales.
Una de estas nuevas profesiones es la de ser un “influidor” que es una persona que tiene muchos seguidores en las redes sociales y que actúa como una especie de virus, sí, un virus que te contagia sus gustos textiles, culinarios, viajeros, etc. Vamos, que el influencer o la influencer escribe o comenta en las redes sociales que ha comido unos huevo fritos, de unas gallinas nativas, en la barra del bar de Casa Sandalio de la localidad de Ósculos del Guadiana (no lo busques en Google, que no existe) y el dueño del bar, señor Sandalio, no encuentra suficientes gallinas para poner tantos platos de huevos de la cantidad de contagiados o influidos que un fin de semana se dicen… ¡vamos a probar los huevos de Sandalio!
Cada vez más chicos y chicas se lanzan a tener un canal en youtube en el que cuelgan vídeos mostrando sus habilidades, sus opiniones, sus gustos sobre moda, viajes, juegos, etc. Hay cientos de miles de ellos. A lo mejor tu hijo o hija lo hace y tú no lo sabes. Porque esto de tener un canal de youtube puede ser como el botellón, está lleno de hijos e hijas de padres y madres que no lo sabían.
Algunos de estos niños o adolescentes, muy pocos, que tienen ‘éxito’ ( o sea, cientos de miles de seguidores) se forran, si así tal y como suena, se forran porque una persona que tiene 300 mil seguidores cuando publica algo en sus redes sociales logra que lo vean casi 300 mil personas y las empresas que venden, lo que vendan, saben que este es un medio muy eficaz para promocionar sus artículos.
Algunos tienen éxito pero miles de ellos, la inmensa mayoría, fracasan. Así es la vida.
Los que tienen éxito tienen también un problema, ¿puede gestionar un niño de 10 o 12 años o un adolescente d 16 o 17 el asedio que supone la ‘fama’, la ansiedad por conseguir las visitas necesarias, los likes?, y los que no tienen éxito, ¿pueden niños de 12 o 13 años o adolescentes de 16 o 17, soportar no sólo el fracaso, nadie ve mi canal, o que los únicos comentarios que tengan en su canal sean de gente que los insulta o se mofan de ellos?
Si tus hijos te dicen: Mamá quiero ser youtuber, anímalo, pero ponle condiciones:
1º Déjales claro que es una actividad lúdica, para pasarlo bien.
2º Déjales claro que no suben nada sin el consentimiento/supervisión de sus padres. Con hijos adolescentes tendrás que hacer un esfuerzo por entender y comprender sus formas de hablar, sus formas de pensar, sus gustos, opiniones, etc. Déjales bien claro que TODO, absolutamente todo lo que escriban o digan va a quedar grabado para siempre. Y eso formará parte de su identidad, somos lo que publicamos en internet.
3º Ser youtuber es un juego, así que como juego que es va detrás de otras actividades “obligatorias” como son atender a sus estudios, atender sus obligaciones domésticas, atender a sus amigos reales.
4º.-Y si es un juego, lo hacen ellos solitos o con otros amigos, lo graban ellos, lo editan ellos… porque si los padres los grabamos para que tenga más calidad, les hacemos un guion, les editamos el video, etc, etc., a lo mejor es que los papás y mamás tenemos la ilusión de que nuestro hijo o hija de un pelotazo o pelotacito y eso ya no es un juego.
5º Internet es maravilloso pero está lleno de ‘haters‘, en castellano se dice personas aburridas, incompetentes e inútiles, malas personas, que no tienen otra cosa que hacer que insultar por las redes a diestro y siniestro escondidos detrás de un supuesto anonimato. Hay que preparar a los hijos para que sepan que eso va a pasar porque eso les puede doler mucho o muchísimo y no os podéis imaginar hasta qué punto es desolador para una criatura que se mofen de aquello para lo que él o ella ha puesto, con mejor o peor tino, toda su ilusión.