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Manuel Pecellín

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Evocación de la Extremadura rural

Chamorro sigue fiel a una escritura próxima al realismo social, aunque en ocasiones introduce recursos innovadores, entre ellos la intromisión de los diálogos, sin marcas, dentro del momento narrativo, lo que enriquece los relatos

Podremos estar de acuerdo o no con las fórmulas que Víctor Chamorro utiliza para construir sus obras. Sin embargo, no se puede negar que en todas se perciben la actitud comprometida de un autor enamorado de Extremadura, dispuesto siempre a denunciar las situaciones de injusticia, hambre, analfabetismo, opresión y desencanto que secularmente han sufrido los más pobres de esta comunidad, a saber los campesinos sin tierra. Chamorro lo denunciaría desde sus novelas iniciales (‘El santo y el demonio’; ‘Amores de invierno’; ‘La venganza de las ratas’ …). Demostró en los ocho volúmenes de su singular ‘Historia de Extremadura’ la constancia de tales ignominias a lo largo de todos los tiempos y, como si todo siguiera igual hoy día, hacia los mismos lugares nos conduce con la ‘Guía de bastardos’, texto de casi quinientas páginas.

Aparece con un estudio preliminar de Maite Chamorro del Arco. Hija y editora del novelista, licenciada en Ciencias de la Información, se empeña honradamente en establecer que hemos sido injustos con su padre cuantos nos hemos ocupado de estudiar la obra de los escritores extremeños. Es probable que tenga razón. Reconoce así mismo que ella misma hubo de emplearse a fondo para eliminar de los originales paternos frecuentes incorrecciones gramaticales, muchas de las cuales vuelven a aparecer en ‘Guía de bastardos’ con frecuencia: las faltas de ortografía, laísmos y otros errores sintácticos abundan también aquí en exceso.

Responde al estilo autobiográfico, que más de una vez nos hace recordar los grandes modelos de la picaresca española, no tanto la ingenuidad del Lazarillo, cuanto la conducta desgarrada del Buscón (Pablo se llama igualmente el protagonista de esta obra). Al personaje de Chamorro lo corroe esa conciencia de bastardía que le marcase la niñez. En vano se esforzará por conseguir el reconocimiento del cacique que lo engendró y a quien termina dándole muerte. Tampoco perdona a la madre y eso le condicionará las relaciones con la mujer. Para colmo, él mismo va a ser padre de hijos a los que abandona sin conocerlos.

Componer la historia de este hombre, tremendo como el Pascual Duarte de Cela, si bien más refinado por viajes y lecturas, permite al autor describir territorios y épocas plurales. Nacido y criado durante los años veinte del pasado siglo en una población norcacereña, Umbría (probablemente Hervás), la memoria de aquellos lustros nos trae la evocación de aquella Extremadura rural, con caciques y miserias miles, hambrunas insufribles, costumbres ancestrales, supersticiones, religiosidad primitiva, clero corrupto, autoridades venales… sin excluir las temibles plagas de langosta, semejantes a lo expresado por Felipe Trigo en ‘El médico rural’ o ‘Jarrapellejos’. Igual que el novelista villanovense, Chamorro recurre con frecuencia al habla dialectal cuando da voz a personajes populares. Ninguno seguramente tan atractivo como el abuelo de este Pablo Cutiñas, próximo a los ideales ácratas, en los que procura sin mucho éxito educarlo y cuya difusión por la zona se nos recuerda.

El desempeño de numerosos oficios por parte de este contradictorio sujeto facilita la aproximación a lugares y situaciones tal vez excesivas: soldado en África, militar en la península con las tropas insurrectas, policía en el Madrid sometido, comerciante putañero en Salamanca, vendedor ambulante por media España, practicante sanitario en Las Hurdes, etc. Se nos escribirá así sobre el origen del movimiento obrero en la comarca, el problema africano, las represiones realizadas por el ejército franquista, el contubernio iglesia-estado, el maquis, el estraperlo, las violaciones de todos los derechos que los vencidos habrían de sufrir.

Chamorro sigue fiel a una escritura próxima al realismo social, aunque en ocasiones introduce recursos innovadores, entre ellos la intromisión de los diálogos, sin marcas, dentro del momento narrativo, lo que sin duda enriquece los relatos. Como igualmente proporciona frescura la constante apelación al refranero, la literatura popular y la etnografía extremeña, a lo que tan aficionado se muestra el escritor. Constituye también un acierto estructurar la obra en capítulos muy breves (no numerados), cada uno de los cuales supone nuevas perspectivas. ‘Guía de bastardos’ es obra perfecta para quienes deseen conocer la escritura del veterano autor.

Título: Guía de bastardos
Autor: Víctor Chamorro
Editores: Planteamiento editorial. Hervás 2007

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