Juan Calderón y Javier Bueno, que tantas cosas comparten, son los autores de un volumen llamativo. Reúnen en un tomo dos obras diferentes, no dispuestas de forma consecutiv, sino cada una con su portada propia, en formatos invertidos. No existe contracubierta, pues la correspondiente a un libro, según se tome, pasa a ser la cubierta del otro, con sólo invertirla. Toman así el carácter de entrega independiente. No es caso único, pero siempre resulta curioso y cabe especular sobre la intención de los escritores al disponer así sus respectivos textos. Lógicamente, los créditos se repiten de forma matemática en cada parte. Una y otra tienen el mismo número de páginas, por lo que en la mitad, la 104, se adjuntan los apuntes biobiliográficos de ambos escritores, con fotos incluidas, que al cerrar el libro se emparejan tipográficamente.
Juan Calderón (Alburquerque, 1952) suscribe la entrega Veinte historias más un garbanzo negro. Lleva prólogo de José Iglesias Benítez, excelente poeta, profesor y hombre clave de la editorial Beturia, quien resalta el lenguaje sencillo y luminoso del texto, fácil lectura y con fastuosas imágenes, lo que lo hace a la vez a la vez desenfadado y poético. Su temática engloba a la vez lo sobrenatural, lo grotesco y el mundo de las evocaciones íntimas. Se puede discutir que las estelas aquí entrelazadas sean cuentos. Algunas lo son, sin duda, dado su carácter fantástico, personajes al margen de la realidad y el imaginativo discurso que exhiben. Pero este patchwork es bastante más rico. Porque hay también microrrelatos (“El trapecio de Irina”), piezas de crítica sociológica (“ La comunión de Evangelina”), paráfrasis literarias (“Don Quijote y su vespino”) y narraciones anecdíctas , reales o no (“ Han matado al príncipe”). Si tuviese que elegir, me quedaría con “Mesa de comedor”. Escrita en primera persona, su protagonista es un curioso mueble en cuyas veteadas madera se producen sorprendentes aventuras, cargadas de erotismo. Pero no se olvidarán fácilmente “El puente de Rosita y Saturnino”, historia de amor enmarcada en un entorno rural y con final insospechado; “Las medias azules”, narración repleta de ternura y hallazgos expresivos como “aquel navío sólo navegaba por el río de mis lágrimas” (pág. 16), “ llegó la tata Miguelona y nos zurció, con agujas de alegría, las heridas del alma” (ib.); el cuento “Ángel de arena”, tan imaginativo, o la prosa poética de “Árbol sin hojas”, donde se pueden leer frases como que los coches “levantaban con sus ruedas cortinas de humo hechas del llanto remansado en las calzadas” (pág. 33). Juan concluye con lo que podríamos llamar una “narración abierta”, desinhibidamente erótica, “Enigma de las tres cartas o El garbanzo negro”. Él no ha querido terminarla, invitando a los lectores para que propongan posibles finales. Los mejores, promete, serán publicados en el blog de la Plataforma Cultural Raíces de Papel.
Javier Bueno (Madrid ,1951) es también un creador polifacético : tiene estudios de Publicidad, Arte Dramático, Cinematografía, Maquillaje, Diseño de Caracterización y Parapsicología. Regentó la madrileña Galería de Arte “Albarquercus”, cuyo nombre recuerda el pueblo de Juan, con quien colabora en distintas empresas digitales, como la Revista virtual Raíces de Papel o Tirarse al folio. Bueno desarrolla también una intensa actividad literaria y tiene a su cargo una veintena de blogs. Ganador de varios premios en poesía y narrativa, algunos de sus textos galardonados se recogen en este volumen, como “Sueño para una noche de insomnio” (Certamen de Relato Casa de Aragón en Madrid, 2004), o “Materlink” (Premio Dulce Chacón de Narrativa 2006). Estamos también ante una obra fragmentaria, que prologa Milagros Salvador y lleva por título uno provocador : “El orgasmo fluvial de Lolita Valor y otros relatos”, así denominada por el primero de los aquí recogidos. Para proseguir con la sin duda bien estudiada simetría de ambas partes del volumen, señalaremos que también son veintiuna las piezas seleccionadas por Bueno para su libro. Cuentos, narraciones breves, historias mínimas, estampas literarias, apuntes líricos, relatos cortos …, los textos de Javier vienen cargados de intensidad, ternura, ironía y emoción, con personajes que todos hemos contemplado próximos, si no forman en buena medida parte nosotros mismos. Discurriendo por paisajes diferentes , casi todos urbanos (Assuán, Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Colombia, Galicia, el Himalaya, Nueva York, o Granada), nos hacen respirar esos aires cosmopolitas, desenfadados y modernos por donde tan a gusto se mueve el escritor. Muchos guardan escenas que conmueven fuertemente la sensibilidad, como “El loft”, con su trasfondo de crimen pasional . A Bueno le rebela el provincianismo mojigato, la ordinariez, la cursilería, la omnipresencia del Gran Hermano, las zapatillas con que Leviatán se disimula e introduce hasta lo más hondo. Le gustan, por el contrario, el quid pro quo, el lenguaje desgarrado de la calle, el mundo onírico, la ciencia ficción ( “Nubes sobre Manhattan”, “ Sueño para una noche de insomnio”)) , la parapsicología (“La excursión”), los juegos eróticos , el humor, el misterio, las sorpresas (ver “El ascensor”, o “Del convent al Paral-lel”, excelentes narraciones), los guiños culturales (cine, música, literatura, refranero, lírica popular) y el humor .
Juan Calderón Matador, Veinte historias amables más un garbanzo negro y Javier Bueno Jiménez, El orgasmo fluvial de Lolita Valor y otros relatos. Vigo, Ediciones Cardeñoso, 2010.