Hasta bien entrado el siglo XX, la escritora por antonomasia de Extremadura fue indiscutiblemente Carolina Coronado. El centenario su fallecimiento no pasó inadvertido en nuestra tierra. Reediciones de obras, jornadas de estudios, exposiciones bibliográficas, trabajos de investigación y publicaciones divulgativas han venido celebrándose en nombre de la gran romántica los meses últimos. Parecía lógico que también Alborayque, la revista anual de la Biblioteca de Extremadura, ambas certeramente dirigidas hasta hace poco por Justo Vila, le dedicase la entrega de 2011.
Según viene diciéndose, “Alborayque” es la castellanización sarcástica de Al – Buraq. Con este nombre se conocía la montura en la que Mahoma ascendió al Cielo. (Los profetas de todas las religiones se han venido apuntando a estos viajes post mortem). Al-Buraq se presentaba como una mezcla de animales distintos. Los “cristianos viejos” -algunos más recientes de cuanto les importaba reconocer – lo utilizarían como símbolo irónico de los judíos o moriscos neoconversos quienes, según los defensores de la pureza de sangre, constituirían una sospechosa mezcolanza étnica. Así lo dejaban ver en la obrita Alborayque¸ uno de los once libros ocultos y encontrados en Barcarrota, folleto que la ERE hizo reeditar (2005) con polémico preliminar, y notas de Dwayne Eugène Carpenter.
Este 5º número de Alborayque incluye dos estudios sobre la poesía y la novelística de la de Almendralejo, a cargo de Gregorio Torres Nebrera e Isabel Román Román, profesores de la UBEX, junto con una pequeña antología. Pero el volumen, con casi 400 páginas, proporciona mucha más información, dado su propósito confeso: componer una panorámica exhaustiva de las escritoras extremeñas. Si no lo consigue del todo (al parecer, algunos trabajos comprometidos no llegaron a tiempo), esta entrega se constituye en un hito imprescindible para cuanto se interesen por nuestra literatura durante los cuatro siglos últimos.
Algunas colaboraciones nos permiten conocer mejor a mujeres sobre las que ya existían no pocas referencias. Tal es el caso de las que suscriben Miguel Á. Tejeiro Fuentes y Aránzazu Borrachero Mendíbil sobre dos mujeres de vida, carácter y escritura tan distintas como fueron Luisa de Carvajal y Catalina Clara Ramírez de Guzmán (s. XVII). Novedoso es lo que Paloma Fanconi, profesor de la Universidad Europea de Madrid, descubre sobre el teatro de mujeres en la Baja Extremadura de la segunda del siglo XIX y absolutamente abrumador, por la ingente cantidad de datos aquí reunidos, el de Carmen Fernández- Daza en torno a tantas poetas como en el siglo XIX publicaron entre nosotros, con Vicenta García Miranda al frente. Y también en la decimonónica centuria, nos recuerda Isabel Collado, sobresaldrán profesoras como Walda Lucenqui y Ana María Solo de Zaldívar, próximas a las tesis krausistas de otros compañeros pacenses
A nadie sorprenderá que la homologación creciente y deseable de los géneros haya producido en los años últimos una auténtica eclosión de autoras extremeñas. Así lo demuestra bien el exhaustivo estudio de Manuel Simón Viola en el campo de la narración. Queda por hacerse el de las poetas, a tres de las cuales (Pureza Canelo, Ada Salas e Irene Sánchez Carrón) dedica Mario Martín Gijón acertadas consideraciones. Como base para otros posibles ensayos, José I. Rodríguez Hermosell ha compuesto una muy completa relación de nombres y obras, con las pertinentes fichas biobibliográficas.
“La canonización es un procedimiento selectivo que responde a criterios culturales, posiciones ideológicas e intereses de los canonizadores. El hecho es que, como consecuencia de una tradición social, política, religiosa y cultural que sobrevalora lo masculino e infravalora lo femenino, el canon literario, por sistema, ha excluido a las mujeres”, escribe Justo Vila, gozoso de contribuir a romper seculares silencios con este número de la revista.
Dada la calidad del mismo, no nos cabe sino adherirnos su antiguo director y proclamar: ¡Larga vida a Alborayque !
Justo Vila Izquierod, ALborayque, Nº 5. Badajoz, Biblioteca de Extremadura, 2011.