Al de Campanario se le reconoce fundamentalmente como bibliófilo y bibliógrafo Menéndez y Pelayo, que bien poco comulgaba con las ideas del extremeño, no dudó al compararlo con Nicolás Antonio, calificándole como “el rey de nuestros modernos” eruditos. La fama de Gallardo no ha hecho sino crecer, sostenida por innumerables estudiosos contemporáneos, entre los que ocupa lugar eminente A. Rodríguez-Moñino, Pero los intereses intelectuales (por no decir los políticos y filosóficos) del bibliotecario de las Cortes de Cádiz alcanzarían otras muchas áreas, con singular atención a la filología, aunque muchos de sus trabajos quedasen inéditos hasta época reciente. Así lo vino a demostrar la publicación del Dizcionario. Apuntes, facsímil del manuscrito autógrafo editado por la Unión de Bibliófilos Extremeños (Badajoz, 1996) bajo el cuido de Francisco Calero y Nieves Agraz. En esta línea se sitúa la nueva publicación, propiciada por la Biblioteca de Extremadura como homenaje a los constitucionalistas de 1812. sirviéndose de los originales que guarda el Fondo Clot-Manzanares de dicho Centro, casi milagrosamente salvados un día del fuego.
Junto a la reproducción facsímil de los mismos, el volumen ofrece la oportuna transcripción, hecha por Francisco Calero y Valentín Moreno Gallego. Joaquín González Manzanares suscribe un extenso preliminar, donde recoge la biografía y aportaciones fundamentales de Gallardo, sirviéndose de los estudios más consistentes sobre el mismo. Se deja para otra ocasión, y no cabe sino lamentarlo, que los especialistas en el tema analicen la importancia de estos textos gallardinos.
Sus apuntes lexicográficos, con ricas consideraciones semánticas (no pocas apoyadas en usos lingüísticos de Extremadura, según reconoce el autor), se distribuyen en campos bien diferentes: americanismos (los más abundantes), pesca, diccionario latino-americano, sinónimos, marina, agricultura y legislación. Por supuesto, se respeta la singular ortografía de Gallardo, que se comporta siempre con su característica libertad de espíritu a la hora de explicar las voces que él fue recogiendo de hablantes, periódicos, libros, etc. y que, por diferentes razones, le llamaron la atención.
Bartolomé J. Gallardo, Vocabulario provincial americano y otros léxicos. Badajoz, Biblioteca de Extremadura, 2012