Nacida en Granja de Torrehermosa (1949), Efi Cubero se fue (o la llevaron) pronto a Cataluña. Allí realizó estudios; formó familia y fue haciéndose una voz importante en los campos de la creación y el ensayo, sin romper nunca sus raíces extremeñas. Incluso parece que, situada en ese doble territorio, el de los orígenes y la diáspora, sus versos se impregnan de modo creciente de la conciencia de la patria perdida, sobre todo el mundo rural de la infancia feliz junto a las senaras y los alcornocales. Todo sin voces desgarradas ni alharacas estridentes, sino con el fino pespunteo de los espíritus pudorosamente melancólicos.
Fragmentos de exilio, Altano, Borrando Márgenes, La mirada en el limo, Estados sucesivos y el muy reciente Condición del extraño (La isla de Siltolá, 2014) son algunas de las obras que ha ido dando a luz, pausada y responsablemente. Punto de apoyo, donde no podía faltar un poema en homenaje a Arquímedes, prosigue la búsqueda de su autora , siempre deseosa de alcanzar “el íntimo equilibrio/del lenguaje que no admite jamás palabrería” (pág.16). Lo suyo es la celebración de la palabra exacta con el fin de expresar los contenidos de la memoria (el oro amontonado de las eras, el vaho que azulea los bancales de pizarra; los goterones que empapan las encinas; la ebriedad viva del descorche y la roja desnudez desprotegida de los alcornoques tras el hacha; los acordes y la mirada pacífica del del trigo), sin dejar de atender la gris aleación de los asfaltos; el río con afluentes sinuosos que forma la ciudad donde resides; los rascacielos donde se agobia el sol.
Con esta dual sinfonía va componiendo la obra, con poemas de amplio alcances en versos blancos y libres, sin permitirse recursos fáciles ni decaimientos ocasionales.
Efi Cubero, Punto de Apoyo. Mérida, De la luna libros, 2014