Seguramente nadie ha recibido más elogios en la España contemporánea que Francisco Giner de los Ríos (Ronda, 1839-Madrid, 1915). Se los han dedicado con extraordinaria amplitud los más próximos ideológicamente a este magnífico catedrático, filósofo krausista y escritor, auténtico “santo laico”, según se le llamara por su impecable conducta. El poema que le dedicó Antonio Machado, horas después de morir el maestro, constituye toda una epifanía. Pero ha de reconocerse que tampoco los situados en otras fronteras políticosociales, pedagógicas y religiosas han sido cicateros a la hora de elogiar a aquel venerable andaluz, curtido en Cataluña y afincado en un Madrid que conoció como pocos.
Sin duda, el máximo acierto de Giner, gran forjador de personas comprometidas con su época, fue crear, mantener y desarrollar, entre dificultades miles, la Institución Libre de Enseñanza. Hasta tal punto que la biografía del personaje se confunde con la historia de la ILE. Así lo hace Antonio Machín Romero (n. Lodares del Monte, Soria), autor de otros trabajos sobre Dionisio Ridruejo, Claudio Rodríguez, Tierno Galván , Julián Sanz del Río (quien trajo a España el pensamiento de Krause) o Francisco Brines. Lo demuestra su Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza.
Lo cierto es que la bibliografía sobre el tema no hace sino aumentar. Tras los estudios de Juan López-Morillas, Antonio Jiménez-Landi o el cacereño Antonio Jiménez García, fallecido en plena madurez, han continuado publicándose obras quizás más puntuales, pero que dilucidan cuestiones tal vez no bien aclaradas o divulgan para el gran público las aportaciones de tantos “institucionistas” concitados por Giner en torno a sus proyectos (Azcárate, Fernando de Castro, Salmerón, Cossío, los extremeños Juan Uña, Joaquín Sama y González Serrano, o tantos más).
A este segundo género de trabajos pertenece el que aquí se presenta. Su afán didáctico hace que abunden, quizás en exceso, las reiteraciones. Por lo mismo, las citas suelen ser indirectas (por ejemplo, los pasajes del Boletín de la Institución Libre de Enseñanza), tomadas de las obras ya clásicas sobre la ILE y su fundador, a las que antes aludí. Tampoco se percibe una fuerte voluntad de estilo, buscándose más bien la claridad expositiva. Pero proporciona un buen resumen de lo que supuso para la renovación de nuestro país las aportaciones de la Filosofía krausista y su aplicación práctica más valiosa, la ILE (con las entidades por ella inspiradas, como el Museo Pedagógico Nacional, la Junta para la Ampliación de Estudios e investigaciones Científicas, la Residencia de Estudiantes, el Centro de Estudios Históricos, las Misiones Pedagógicas, etc.). Merced a la influencia de tales instituciones -enfatiza el autor- fue haciéndose posible en nuestros lares el surgimiento de un nuevo tipo de español, acorde con el modelo gineriano: libre, racional, antidogmático, culto, tolerante, limpio y hasta deportista, si es que todo ello no es lo mismo.
Antonio Machín Romero, Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Esneñanza. Alicante, Editorial Club Universitario, 2016.