Julián de Luna y de la Peña (Zarza Capilla, 1789 – Cabeza del Buey, 1848) fue abuelo de Mario Roso de Luna, el célebre sabio extremeño, ateneísta, teósofo, masón y ensayista de renombre universal. No es raro que la fama del nieto haya eclipsado el nombre de aquél, aunque D. Julián tiene sobrados méritos para ser reconocido. A Esteban Cortijo, que tan bien domina la obra del “Mago rojo de Logrosán”, le cabe el mérito de darnos a conocer los escritos de su ilustre antecesor, un hombre cuyas tareas intelectuales y políticas estuvieron marcadas por el rigor, el espíritu ilustrado y el apego a Extremadura.
Este volumen, con casi seiscientas páginas, ofrece un tratado, hasta ahora inédito, en el que D. Julián ensaya sobre Economía Política, así como un conjunto de artículos por él compuestos (algunos habían visto la luz: se reproducen facsímiles) en diferentes ocasiones, como la inauguración de la cátedra de Economía (R. Sociedad Económica de Amigos del País de Badajoz, 1816); informe sobre las operaciones militares en Extremadura (1837); discurso como Jefe político de Bilbao (1842); Memoria sobre la Provincia de Vizcaya (1842) o el Tratado sobre la Felicidad (inconcluso).
Naturalmente, el grueso de la publicación lo constituye el estudio sobre Economía Política, cuyo original guardaba Cortijo desde hace decenios. Para abordar la lectura de la obra, conviene leer el estudio que el editor le antepone (un largo centenar de páginas), donde establece la biografía del personaje, corrigiendo muchas imprecisiones que sobre el mismo vienen deslizándose. También ayuda el amplio preliminar de Francisco Manuel Parejo Moruno (Facultad de Económicas de la UEX) , quien resaltar el carácter crítico del ensayo -una refutación de las principales tesis sostenidas por la Economía Política clásica- , así como el sucinto prólogo de Ana Córdoba (profesora de la Pompeu Fabra), centrado en la posible vigencia del tratado de Julián de Luna, ” a quien hoy tomaríamos, dice, por un individuo progresista muy preocupado por establecer un desarrollo humano armónico que alivie o elimine las grandes desigualdades sociales”.
Extremadura fue extraordinariamente pródiga en escritores, políticos y filósofos que transitaron el siglo XIX. A una popular nómina, que distingue tantas calles de nuestras poblaciones (Espronceda, Meléndez Valdés, Donoso Cortés, Carolina Coronado, Bartolomé J. Gallardo, Muñoz Torrero, José María Calatrava, Lópe de Ayala, Bravo Murillo, … por no decir la fecunda pléyade krausista), debe añadirse Julián de Luna y de la Peña. Este hombre de marchamo renacentista (como también lo sería Roso), al que nada humano le pareció ajeno –botánico matemático, político, filósofo, profesor -, compuso su libro, una novedad entre los liberales españoles, “sin complejo alguno y con un gran conocimiento del contexto internacional, lo que permite ponerlo en relación con el resto de autores de la época” (Ana Córdoba). Si en ocasiones parece cercano al pensamiento socialista, mientras en otras se aproxima a los conservadores, quien tuvo capacidad para ser amigo de personalidades tan antagónicas como Donoso Cortés o M. José Quintana (también de origen extremeño) bien merece nuestra lectura. Más feliz respirará ahora Francisco Pedraja Chaparro, que le dedicó un estudio pionero, “La Hacienda Pública en el tratado de economía política de D. Julián de Luna: algunas consideraciones” (Revista de Estudios Extremeños, 1987-II).
Julián de Luna y de la Peña, Economía politica. Edición de Esteban Cortijo. Badajoz, Diputación, 2016