Doctor en Filología Clásica, a Álvarez Martínez se le conoce por haber dirigido el Museo N. de Arte Romano de Mérida /1974-1986); por sus trabajos sobre construcciones romanas y las numerosas excavaciones arqueológicas cuya responsabilidad asumió. Recordemos que fue becario del Ministerio de Asuntos Exteriores en Turquía (1974); del Deutsches Archäologisches Institut (1977-78, 1995, 2003 y 2006) y de la Escuela Española de Arqueología en Roma (1983), así como Técnico-Arqueólogo de la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas (1972-1974), entre otras muchas dedicaciones relacionadas.
Miembro de la R. Academia de Extremadura desde 1996 y autor de numerosos libros, el Dr. Álvarez, que obtuvo la Encomienda con Placa de la Orden de Alfonso X el Sabio (2017), decide exponer al alcance del gran público la importancia de uno de los yacimientos donde más se ha significado, la ciudad romana de Regina, próxima a Llerena.
La cosa viene de lejos. El 1978, director por el entonces del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz, José María Álvarez Martínez, programó, con su equipo, un estudio sobre dicho entorno, término de Casas de Reina, en plena Campiña Sur.
Con la ayuda, en primer lugar, del Ministerio de Cultura y, posteriormente, de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura se pudieron llevar a cabo campañas de excavaciones que ofrecieron considerables resultados para el conocimiento de la estructura urbana del antiguo municipio romano y de dos de sus sectores más significativos: el área del Teatro y la del Foro.
Regina, inserta en la amplia región de la Baeturia turdulorum y adscrita al conventus Cordubensis, al decir de Plinio, fue un floreciente municipio (alcanzó esta categoría administrativa y política en el curso de la dinastía Flavia) y se constituyó en el centro de explotación de los ricos yacimientos metalíferos de la zona, bajo la atenta mirada de la autoridad imperial. Su desarrollo fue continuo hasta que el cierre de las explotaciones mineras trajo consigo el de su decadencia.
En esta monografía, bien editada y con numerosas ilustraciones, se nos habla de los antecedentes de la ciudad romana y de sus yacimientos-clave como son el “Cerro de las Mesillas”, donde se ha querido situar la ciudad de Erisane, teatro de operaciones, como lo fue el vecino campamento romano de “El Pedrosillo”, de las pendencias entre romanos y lusitanos y el “Cerro de las Nieves”, donde se alzaría, andando el tiempo, la conocida alcazaba almohade que tanto costó domeñar a Pelai Pérez Correa en su camino hacia Sevilla.
Tras la referencia a la riqueza metalífera de la zona se hacen consideraciones sobre la fundación de la ciudad para pasar a su momento de esplendor, el período flavio, con la figura del emperador Domiciano, en cuyo tiempo se levantó tanto el templo dedicado a la Piedad Augusta (en recuerdo de su hermano Tito) y el Teatro, el edificio más conocido de la ciudad, en magnífico estado de conservación y hoy uno de los motores que dinamizan el panorama cultural y turístico de la zona.
Destacan los aspectos relacionados con la estructura urbana reginense, con una red de cloacas perfectamente conservada y el espacio forense con la presencia de tres templos de carácter neopúnico, cuyos programas iconográficos, de excelente calidad, nos invitan a identificarlos con el culto a la diosa del lugar, Juno Regina, al genio protector de la ciudad y a la casa imperial, en este caso representada por el emperador Trajano, cuyas efigies fueron halladas en el curso de las excavaciones.
Con unas consideraciones sobre el momento final de la vida en el municipio romano, notas sobre hallazgos, una selección de títulos bibliográficos sobre el yacimiento y un necesario glosario de términos latinos concluye esta monografía que, sin duda, nos acerca, de manera sencilla y directa, al conocimiento de una de las más importantes ciudades de Extremadura.
José María Álvarez Martínez. La ciudad romana de Regina. Mérida, Centro de Conservación y Restauración de Bienes Cultural. Consejería de Cultura e Igualdad, 2018