El año 1569 se publicaba en Basilea la célebre Biblia del oso. Se la denominó así por las imágenes de su portada, que muestran un úrsido (logotipo del impresor bávaro Apiarius) intentando abrir un panal de miel labrado en el tronco de un árbol. Se trata de la primera traducción completa de las Sagradas Escrituras, Antiguo y Nuevo Testamento, desde los textos originales al castellano, por cierto magnífico. Su autor era un fraile jerónimo proclive a la Reforma protestante, Casiodoro de Reina (Montemolín, c. 1520- Frankfort, 1594), escapado casi milagrosamente de las garras de la Inquisición. El autor de aquella gesta filológica lo fue también de otra obra importantísima, las Inquisitionis Hispanicae Artes (Heidelberg, 1567), un sólido alegato contra el Santo Tribunal y sus temibles actuaciones, compuesto quizás con ayuda de Antonio del Corro, culto fraile amigo, fugado también del monasterio de San Isidoro (Santiponce), y natural tal vez de Fuente de Cantos. La Biblia del oso, retocada en la Biblia del cántaro por Cipriano de Valera, otro jerónimo nacido junto a Fregenal, constituye la que popularmente se conoce como la “Biblia protestante”, acaso el libro español más reeditado después del Quijote.
También Monesterio ha querido sumarse este año a la celebración de las Jornadas de Historia que con tanta fortuna vienen organizándose en las vecinas poblaciones de Llerena, Fuente de Cantos y Zafra. Promovido por el IES “Juan Calero” y con el apoyo de su Ayuntamiento, tuvo lugar su primer simposio el 15-III-2019, que tuve el honor de moderar. A los numerosos asistentes se les entregó ejemplares del volumen que reseñamos, donde se recogen las tres ponencias allí defendidas. Fue un acierto centrarlas en la figura y obras de Casiodoro, para así conmemorar cumplidamente el 450 aniversario de su Biblia.
La apertura del encuentro estuvo a cargo de Emilio Monjo, sin duda quien más aportó para que se organizase. Natural de Monesterio, doctor en Filología español, pastor de la Iglesia presbiteriana reformada de Sevilla y director del CIMPE (Centro de Investigación y Memoria del Protestantismo Español), es autor de numerosas publicaciones y alentador de otras muchas. Sus conocimientos son realmente impresionantes, según demuestra la biobibliografía que de Casiodoro aquí compone. Por lo demás, junto a los sólidos datos que del personaje aporta, destaca el espíritu de tolerancia, libertad, respeto e irenismo latente en todas sus palabras.
Intervino después Andrés Oyola Fabián para establecer líneas paralela entre los dos grandes escrituristas surextremeños, Casiodoro y Arias Montano. Catedrático de Latín, miembro de la R. Academia de Extremadura y doctorado con una tesis sobre Francisco de Arce, autor (¿junto con Montano?) de un famosísimo estudio de traumatología, el De recta curandorum vulnerum (Amberes, 1574), Oyola destaca similitudes bien establecidas entre los dos genios y apunta otras posibles, que él mismo seguramente desvelará en estudios próximos.
Por último, Pablo Luis Nogues Chavero, joven profesor del Instituto monesteriense, demuestra que la reforma protestante en la Sevilla del XVI tuvo notables seguidoras femeninas, capaces de defender sus tesis hasta morir ejecutadas. Las hubo tanto de las familias más nobles, como entre mujeres humildes, casi siempre próximas a determinados conventos, beaterios o parroquias.
La publicación incluye un apéndice donde se reproducen cuatro valiosos documentos: 1) Trozos de la Exposición de la primera parte del capítulo cuarto de Mateo sobre los piadosos Ministros de la palabra, frente a los que deben precaverse a tiempo (Casiodoro, Fráncfort, 1573). 2) Parte del Comentario de Casiodoro de Reina al Evangelio de San Juan (1573). 3) La presentación de la Confesión de fe presentada por Casiodoro (1560) y 4) Pasajes de Epístola consolaría, escrita por Juan Pérez de Pineda el año 1560 para los presos en la cárcel de la Inquisición de Sevilla
Por fortuna, los temibles jueces del “Exurge, Domine, et iudica causam tuam” (Álzate, oh Dios, y defiende tu causa) no pudieron hacerse con Casiodoro y otros de correligionarios. Los quemarían, sí, “en efigie”, mientras ellos, huidos a Europa, realizaban las tareas intelectuales para las que tan bien dispuestos estaban.
Emilio Monjo Bellido y otros, Casiodoro de Reina: la Reforma española. Sevilla, CIMPE, 2019.