CASIODORO DE REINA, HUMANISTA
Hace pocas semanas reseñábamos aquí un volumen en que se reproducen tres obras de Casiodoro: Comentario al Evangelio de San Juan. Capítulo IV de Mateo y Prefacio a la Biblia del Oso. Su edición fue auspiciada por la R. Academia de Extremadura de las Letras y las Artes (RAEX), el Centro de Investigación y Memoria del Protestantismo Español (CIMPE) y el Centro Universitario Santa Ana (CUSA), con motivo de las Jornadas Humanísticas que, promovidas por dichas entidades, se celebraron en Almendralejo los días 18-19 de octubre. Los organizadores habían decidido conmemorar el 450 aniversario de la Biblia del Oso. Otra publicación vería también la luz a impulso del acontecimiento, una obrita que recoge doce cartas de Casiodoro de Reina (Montemolín, c. 1520-Francfort, 1594), más algún otro texto del entorno de la Reforma, verdaderamente importantes para mejor conocer la personalidad de tan ilustre extremeño y las peripecias múltiples por él sufridas hasta llevar a buen fin la primera traducción completa al castellano de las Sagradas Escrituras. Lleva un estudio introductorio y abundantes notas a pie de página de Andrés Oyola Fabián, miembro correspondiente de la R. Academia de Extremadura, catedrático de Latín y gran estudioso del Humanismo (se doctoró con una tesis sobre Francisco de Arce, el famoso médico autor del tratado De recta curandorum uulnerum). Ha contado también con la colaboración de otros reconocidos expertos en Casiodoro: Francisco Ruiz de Pablos, Andrés Meesmer, Benjamín Marx y Gullermo Caravantes.
Es precisamente el carácter de “humanista” la rotunda reivindicación que Oyola demanda para el de Montemolín, fundamentándose en aspectos bien reconocibles si uno se acerca sin prejuicios a tan extraordinario personaje: biblismo, independencia de criterio, uso del latín al modo de Erasmo, proximidad a los clásicos grecolatinos, gusto por la género epistolar, apego a la imprenta y sus grandes artesanos europeos (los Ammerbach, Adampietro, Episcopio, Froben, Grinneo, Oporino, Perna, Plantino, Zwinger) y acendrada bibliofilia.
Tal vez este rasgo último (dominante en tantos extremeños ilustres, desde el Renacimiento hasta la actualidad) sea uno los más advertidos a través de estas cartas, por las que insiste a sus amistades para que le ayuden en la compraventa de libros importantes. Al parecer, el buen exfraile jerónimo se mostró aquí mucho menos hábil que su congénere Arias Montano (Fregenal de la Sierra, 1525-Sevilla, 1598). Lo que repercutirá negativamente en una siempre claudicante economía doméstica, como le ocurrió con el negocio de la biblioteca de Oporino. Gracias al apoyo de la esposa y la ayuda de generosísimas mecenas, de modo especial los hermanos Pérez de Segura, riquísimos judíos sefarditas, de más que probable origen extremeño, Casiodoro pudo mantener su prole, superar enconadas persecuciones (tanto de la parte católica, como, ¡ay!, de los “protestantes” mismos), sobrevivir a crueles enfermedades y, más que nada, llevar a término su máxima ilusión: poner al alcance del pueblo español la Palabra, vertiéndola directamente desde los textos originales (hebreo y griego).
De todo lo cual localizará el lector referencias múltiples en estas epístolas, con ese toque íntimo que el género supone. Es muy de agradecer el empeño y la generosidad del doctor Emilio Monjo Bellido, pastor de la iglesia presbiteriana reformada de Sevilla, natural de Monesterio, tan fiel a Casiodoro, y muy especialmente, al infatigable Andrés Oyola por sus labores para iluminar parcelas del humanismo extremeño, sin duda una de las más preclaras facetas de nuestro patrimonio sociocultural. La R. Academia de Extremadura, obligada por sus estatutos a “exaltar valores históricos, artísticos y literarios en todos sus campos y variedades de la región extremeña (art. 2), cumple propiciando publicaciones como ésta.
Oyola Fabián, André y otros, Cartas de Casiodoro de Reina. Sevilla, CIMPE, 2019.