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Manuel Pecellín

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JOSÉ ANTONIO CÁCERES, UN CREADOR EXTRAORDINARIO

José Antonio Cáceres Peña (Zarza de Granadilla,1941) es un notable escritor cacereño, al que no se le ha hecho justicia en Extremadura hasta época reciente. Su nombre figuró durante la década 65-75 del siglo pasado entre los más celebrados cultivadores de la poesía concreta, objetiva, visual, plástica o cinética, según las distintas modalidades de esa literatura experimental. Más aún, fue el primer español que vio publicada en el extranjero una obra de este tipo, su Corriente alterna (Turín, 1975) y obtuvo reconocimiento de los máximos cultivadores de tan difícil modalidad (Julio Campal, Felipe Boso, Fernando Millán o Antonio Gómez, que lo recodaba en un artículo publicado el año 1999 por el Boletín de la R. Academia de Extremadura). Junto a ellos participó muy activamente en agrupaciones, congresos, revistas, muestras y obras colectivas, hasta que voluntariamente decidió emprender otras fórmulas creadoras.

No obstante, Cáceres ha sido poco apreciado entre nosotros. Repasando mis volúmenes de Bibliografía Extremeña, sólo localizo tres entradas a él referidas, sucintos apuntes en los que anoto la publicación de otras tantas obras suyas: El rostro ante el espejo (Zarza de Granadilla, Ayuntamiento, 2004), Elegías y envíos (1995-1996), (Madrid, Beturia, 2010) y Moradas (Mérida, ERE, 2011). Tampoco es mayor el espacio que le han concedido otros estudios dedicados a los escritores de la Región. A propósito de la segunda señalada, reseñé: “En este libro, que prologa lúcidamente la profesora Emilia Oliva, recoge (el autor) sus versos y prosemas del periodo acotado en el título. Las “elegías”, impregnadas de referencias al paisaje extremeño que ahora habita el escritor, tienen un fuerte aire melancólico y existencialista; en los ”envíos” sobresalen las reflexiones filosófica, más bien escépticas, alternadas con denuncias sociales. La obra es la fruta madura de alguien que ha vivido intensamente,  buscando la  verdad por rutas múltiples, sin haber renunciado a encontrarla, aunque sea en las soledades serranas” (Bibliografía extremeña 2010-2011, pág. 325).

Felizmente, tras la publicación de este hermoso volumen, con casi 400 páginas, José Antonio Cáceres. La consciencia de ser, resultará imposible desconocer la figura y los trabajos de tan valioso creador. Lo han hecho posible dos personas: el tristemente desaparecido Antonio Franco Domínguez, que con su sensibilidad para las artes innovadoras supo traer al MEIAC los trabajos del cacereño (muchos se habían perdido definitivamente), a quien juzga en el prólogo como “uno de los poetas experimentales más sobresalientes de nuestro país”, y la profesora Emilia Oliva (Malpartida de Plasencia), sin duda la estudiosa que más ha hecho por difundir la rica producción de Cáceres. Fue ella quien coordinó la muestra organizada (2019) en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo, La conciencia del ser, donde se origina este libro-católogo. Y la que ha escrito la mayor parte de sus páginas, aunque también logró las colaboraciones de personalidades tan conocedoras de la poesía, la pintura y la experimentación poéticas, todas relacionadas amistosamente con Cáceres, como Fernando Millán, Jorge Urrutia, Elisabeth Slavkoff, Juan Luis Campos o “nuestro” Antonio Gómez, sin olvidar el excelente poema de Pablo Jiménez, cuyo retrato pintase su amigo un agosto de juventud compartida.

La sensibilidad, los saberes, las ideas y las habilidades de J, A. Cáceres se han forjado en múltiples fraguas: el seminario de Plasencia (7 cursos); universidad Complutense, donde se licencia en Románicas con tesis sobre el habla de su pueblo, dirigida por Zamora Vicente; pertenencia a  N.O., grupo de poesía experimental; lector de español en el Magee University College de Londonderry (2 años) y en la universidad de Pisa (6 años); estancia en una comuna catalana, donde conoce al mítico Llum de la Selva y se interesa por las filosofías orientales; docencia en el Departamento de Italiano  de la UEX (cinco años) y estancias posteriores en Segura de Toro, Zarza de Granadilla y Hervás. Recibió una beca a la creación literaria de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura en 2001. Felipe Boso lo incluyó en la antología PRAX. Cáceres+Asins+Molero+Castillejo+Viladot+Boso+Millán: 7 autores experimentales. La Pobla de Benifassà (Castellón): H. Jenninger, D.L. 2011.

De todo ello da muy documentado informe Emilia Oliva, a la vez que va analizando los textos y dibujos del poeta, generosamente reproducidos. Muchos estaban inéditos hasta ahora. Especial atención suscitan Autogestión (obra poética completa) y Fábula de don Facundo Jeremías que pasó por el mundo y murió de pulmonía, una novela visual que a mí me trae a la memoria el Diario de Laurentiho Agapito Agaputa, de otro iconoclasta, Manuel Pacheco.

 

 

 

Emilia Oliva y otros, José Antonio Cáceres. La consciencia de ser. Mérida,  Consejería de Cultura y otros, 2019.

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