Los nuevos suelos laminados, que no requieren obra para ser instalados, se presentan con unos acabados muy novedosos que imitan la cerámica o distintas piedras naturales. Tienen forma de loseta y su superficie llega incluso a reproducir el relieve del material al que imita. En la actualidad, las tarimas simulan hasta las irregularidades de la madera, con cantos biselados y efecto de pulido manual. Tanto los suelos laminados como las tarimas evitan la formación de electricidad estática y tienen una base con fibras de madera de alta densidad, que los convierte resistentes al agua. Los suelos laminados ofrecen muchas ventajas, como que no necesitan ser acuchillados cada cierto tiempo. De hecho, este tipo de suelos comienza a utilizarse en las cocinas, debido a que el material que los recubre es impermeable y resistente a las manchas.