Uno de los mayores ‘fastidios’ para un hombre en el transcurso de un acto o cena al que acuda con corbata consiste en que le caiga una mancha justo en el centro. Tengo un amigo con un truco que él tilda de ‘infalible’. Asegura que si presionas sobre la mancha con una servilleta de papel en varias ocasiones, ésta absorberá la grasa y la mancha terminará por desaparecer. Eso sí, hay que tener paciencia y repetir la operación varias veces. Por otra parte, las corbatas de seda pueden terminar pareciendo ‘viejas’ si se llevan al tinte con demasiada frecuencia debido a los disolventes que utilizan porque dejan la seda con un aspecto opaco. Para devolverles su brillo natural, moja un paño de algodón en el agua de cocción y sin salar de judías blancas. Escúrrelo y ponlo sobre la corbata. Plánchala y quedará lista para volver a llevarla.