Después de bañarte en aguas muy saladas, la toalla con la que te secas queda tiesa. Ese efecto también se debe al exceso de cloro y al sol. En definitiva, las toallas pierden su esponjosidad. Un buen remedio para conseguir que las toallas recuperen ese tacto tan agradable consiste en añadir de vez en cuando una cucharadita de bicarbonato al agua de aclarado de la lavadora. De esta manera, las toallas volverán a ser como antes. Sumergir las toallas en agua con vinagre supone una buena alternativa al bicarbonato. Si conservas las toallas como el primer día, pero el mobiliario de mimbre se ha ensuciado durante el invierno, recurre a la sal para limpiarlo. Mezcla agua con sal en un recipiente y cepilla los muebles de mimbre con esta solución. Una vez que se sequen los muebles quedarán bien limpios.