Cuando la lencería de seda haya perdido su suavidad o veas que está perdiendo se delicadeza, prueba a sumergirla durante 30 minutos en leche desnatada. A continuación, lávala con agua tibia y jabón y aclara varias veces sin retorcer la prenda. Para aportar brillo a cualquier prenda de seda, nada mejor que añadir una cucharada de azúcar al agua del lavado. Para lavarlas, un buen método consiste en preparar un agua jabonosa, ya sea con jabón en escamas o fundiendo en el agua un trocito de jabón en blanco. Para el proceso, es también mejor lavar sin frotar, simplemente apretando. Hay que enjuagar con abundante agua y, si quieres avivar los colores, da un último aclarado con agua ligeramente avinagrada. Si tu problema es que el vestido de seda se pega el cuerpo por la electricidad estática, pasa una percha metálica entre el vestido y la ropa interior.