Se acercan los días de frío y toca bajar las mantas de los altillos y vestir las camas de invierno. Si sus dimensiones son pequeñas, puedes meterlas en la lavadora y optar por un programa para ropa delicada. En lugar de detergente, echa un chorro de amoníaco y tres cucharadas de bicarbonato para una limpieza más profunda. Si las mantas son muy grandes, es mejor que las laves a mano con agua templada y un detergente para lana. Añade también unas gotas de amoniaco. No las dejes demasiado tiempo en remojo y cuélgalas de la bañera hasta que escurran todo el agua. Entonces, y si brilla el sol, sácalas al tendedero. Cuando vayas a guardarlas, ten en cuenta que las fundas de plástico no son las más aconsejables, porque no transpiran. No tardes demasiado en poner las mantas en la cama, que cualquiera de estas noches aparece el frío.