RECORRIDO POR LAS LÍNEAS DE CHOQUE Y CONTENCIÓN.
Partir de Alburquerque, con su incomparable castillo roquero del siglo XV y sus redientes artillados del siglo XVIII (sin olvidar su barrio gótico) para dirigirse a Arronches, que conserva gran parte de la muralla abaluartada iniciada en el siglo XVII, es un buen comienzo. No falta en el camino muestras interesantes de pintura esquemática rupestre, como en sus cascos históricos un notable patrimonio arquitectónico religioso.
De Arronches podemos bajar a Ouguela, deliciosa y mínima población de apenas 50 habitantes que sorprende por su fortaleza medieval artillada y complementos abaluartados, con enorme cisterna en el patio de armas y envidiables vistas alrededor, que rivalizan con las de Alburquerque, visible desde allí.
Una decena de kilómetros más abajo: Campo Maior, conjunto medieval, renacentista y moderno extraordinario en cuanto al patrimonio militar, civil y religioso, complementado con sus museos etnográficos e industriales.
El paseo desde allá nos lleva a Badajoz, a dieciséis kilómetros, distancia que prácticamente no hemos superado en los anteriores recorridos con parada. El tesoro de esta ciudad, la mayor de su entorno, con más de 150.000 habitantes, es de sugerente complejidad: desde su alcazaba musulmana hasta su Museo de Arte Contemporáneo ubicado donde estuvo -y fue lamentablemente destruido- el Fuerte de Pardaleras, recorremos todo el arte y la historia cuando menos de los siglos X al XXI.
Al sur, la Olivenza española (Olivença portuguesa), que une a su patrimonio fortificado neurobalístico y pirobalístico -como las demás- su riquísimo y variado patrimonio monumental y urbano, así como un Museo Etnográfico de los más completos que podamos contemplar.
El “plato fuerte” puede que lo detente la siguiente parada: Elvas, con uno de los conjuntos de fortificaciones abaluartadas y sus complementos más grandiosos e íntegros del mundo, enriquecidos por dos cercas islámicas y otra más bajomedieval, en parte conservadas (y coronadas por su castillo, primer Monumento Nacional clasificado en Portugal, en 1906), así como un conjunto de iglesias donde la riqueza gótica, manuelina y barroca se muestra con generosidad.
Estas poblaciones de primera línea geográfica en la Raya, que exigen parada y fonda en su amplia y sugerente oferta de estancia y gastronomía, se completa con Juromenha -en la “cola” impresionante del Barragem (embalse) de Alqueva, apenas una decena de kilómetros debajo de Elvas, cuyas murallas musulmanas en adobe quedan amparadas por un inmenso fuerte abaluartado que eleva sus murallas en el cerro a orillas del Guadiana, ofreciendo una estampa llena de grandeza.