El buscador de tesoros encuentra el tesoro que jamás ha sido buscado. Esto le asegura que ningún particular adinerado o fundación sin ánimo de lucro vendrá a reclamarlo. El tesoro que jamás ha sido buscado porque se desconocía su existencia son unas galletas de praliné del año de la polka que un aguerrido niño le escondió a su hermano para hacerle una trastada y que, para colmo de males, se quedó sin merendar. Un poco rancias, asegura el buscador de tesoros al mordisquear de mala gana la primera, pero es todo mío el tesoro. Lo que no dice es que lo encontró por casualidad.