Para Pakopí
El hombre que saltó hacia dentro lo que pretendía era saltar hacia fuera, qué duda cabe, pero en el mismo momento de efectuar el salto —cuando ya tenía una pierna levantada y medio cuerpo fuera, a salvo—, se acordó de que se había dejado el iPad conectado y se olvidó de la razón por la que saltaba realmente (salvar la vida), mientras las llamas engullían el cable, la mesilla donde estaba apoyado el iPad, las revistas de tractores que hacían más evidente su soledad y las pelusillas del gato, que se iban convirtiendo en bolitas negruzcas que chisporroteaban un rato y luego desaparecían en finas hebras de humo. No hubo forma de encontrar al gato, por supuesto, que, probablemente, aterrorizado por las llamas y guiado por su instinto y su sentido común felino, había saltado hacia fuera mientras el papafritas del dueño entraba.