Éramos un grupo hermético. Además de que no aceptábamos a nadie, tampoco nos aceptábamos a nosotros mismos, así que lo justo hubiera sido decir que éramos un grupo de individuos herméticos encerrados en subconjuntos contenidos en un conjunto más hermético aún. Será por eso que discutíamos entre nosotros, sobre todo por el significado de “grupo”, que era lo más delicado, y más que nada por no sentirnos aislados, ya me entienden.