¿Dónde queda nuestra humanidad?, ¿Qué valores se imponen a nuestro alrededor?¿Amamos realmente a los animales?…el pasado 31 de Diciembre en Almendralejo varias personas hicieron explotar un petardo en la boca de un gato que tuvo que ser sacrificado. Hace ya algún tiempo rescatamos esta canción que dice mucho de lo que un día fuimos y que lamentablemente parece que sigue formando parte de nuestro ADN, con ella se cierra nuestro disco “Caminando”.
En las antípodas de los versos de Juan Ramón Jimenez, “Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón”, la canción parte del momento en que el burro de la tía vinagre muere, y hace un recorrido por su triste vida y toma una panorámica del entierro, totalmente surrealista: esa tía María tocando el cencerro a modo de repique funeral el día que el pobre animal deja de padecer tanta explotación. El turururú que se repirte a modo de letanía es un elemento mnemotécnico para que los niños canten rápidamente.
¿Qué sociedad queremos construir, la que trivializa la muerte del burro, o la que defiende los valores de nuestro poeta universal? ¿Son los animales meros objetos a nuestro servicio o auténticos compañeros de viaje que merecen cuidado y consideración? Esta canción dice mucho de lo que un día fuimos como sociedad, de la manera en que considerábamos a los animales y acaso de los valores que merecería la pena cambiar.
“Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña…; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra… Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
— Tiene acero…
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.”