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José María Fdez Chavero

Psicología y Vida

Afrontar la envidia para mejorar

Envidia

Envidiar significa querer adueñarse de lo que le pertenece a otra persona con la idea de disfrutarlo él mismo, pero como no le pertenece ni puede quedarse con eso entonces aparece esa sutil o descarada sensación incómoda que se transforma en el deseo de que si no puede disfrutarlo tampoco lo pueda hacer el propietario. Es tan intensa esa percepción de impotencia ante lo que no puede y desea que el sujeto lo pasa mal y sufre, se entristece, se enrabieta e irrita, incluso, hasta llega un momento en el que le duele todo el cuerpo y el espíritu.

La envidia no es patrimonio de ninguna raza, ni sexo, ni clase social ni situación económica, ni edad, etc. Se puede dar en todas ellas en cualquier momento y lugar y lleva a quien la padece a un profundo empobrecimiento y, con el tiempo, incomprensión y soledad.

Diferente es el deseo que me despierta lo que la otra persona me muestra. En este caso no me entristece sino que disfruto con él, le animo y le empujo a vivirlo con intensidad y le manifiesto con sinceridad y sin rubor ni tapujos que me alegro con él y que me gustaría tener esa misma suerte. Eso no es envidia sana ni enferma, es desear, es ilusión, goce con la vida, es reconocer que hay experiencias y tenencias de los demás que me gustaría tener pero que disfruto con que lo tengan ellos y no yo.

Una buena forma de hacer frente a la envidia es reconocer que se padece, así estaremos separando los dos aspectos de la misma, por una parte de deseo y, por otra, de que no le vaya bien en el disfrute. Una vez aislados tomo conciencia de lo que me apetece y eso no solo es malo sino que puede motivarme para esforzarme más para conseguirlo. También al tomar conciencia de esos aspectos puedo captar otros que sí poseo y que dan sentido a mi vida.

Nadie quiere tener envidia porque es fuente de sufrimientos estériles, pero si surge debemos aprovecharla para mejorar y depurar nuestras limitaciones y miserias y nunca instalarnos en ella. Si envidio un buen trabajo puede ser el primer paso para que me forme mejor, si envidio el coche del vecino puede ser el primer paso para dar gracias por el piso en el que vivo o la familia que poseo. La envidia se afronta y nos mejora si logramos que se evapore, al igual que hacemos con la ignorancia o con la violencia. Si darme cuenta de mi ignorancia me lleva a estudiar o si percibir mi carácter violento me conduce a fomentar la paz entonces estaré sublimando una limitación, de las que todos podemos dar sobradas muestras en nuestras vidas, o ¿no?

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Sobre el autor

La solidaridad, la tolerancia y la justicia son valores imprescindibles para lograr una sociedad mejor para todos. Somos ciudadanos del mundo con el derecho a vivir y a ser respetado. Este blog quiere ser lugar de encuentro entre la Psicología y la Vida de todos los que lo deseen. Es posible hacer un mundo más justo.


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