Las dietas milagros son como la moda, cambia, periódicamente, salen con el anuncio de una pérdida de peso espectacular, con muy poco esfuerzo, por supuesto comiendo de todo o casi todo e incluso en las cantidades que se desee. ¿No le suena a cuento de hadas?
Suelen tener en común un famoso doctor, de tal o cual sitio, que ha conseguido magníficos resultados y un sinfín de seguidores aseverando lo fácil que le ha sido perder bastantes kilos, por supuesto, que nunca han vuelto a recuperar. Curioso que siempre recurren a las revistas divulgativas, radio, televisión, … pero nunca publican estos maravillosos resultados en revistas científicas de calidad. ¿No les parece poco fiable?
Como es lógico los resultados les acompañan de inmediato en todas las esferas, y consiguen éxito social, publicitario y económico. También es cierto que consiguen perdidas de peso, pero ¿los kilos perdidos son los adecuados?, ¿se mantienen en el tiempo?, ¿se recupera el peso perdido? ¿son buenas para la salud?.
Las dietas milagro de moda consiguen la pérdida de peso basadas en una disminución importante del número total de calorías, reglas de alimentación específicas o inventadas, restricciones de tal o cual alimento, toma de este otro alimento “no habitual”, que suelen causar desequilibrios de nutrientes (hidratos de carbono, proteinas, grasas, vitaminas, minerales), o se convierten en monótonas al poco de tiempo, raramente se ajustan a los hábitos alimentarios de las personas, siendo necesario tomar complementos de minerales, vitaminas, etc…, donde suele estar el negocio de estas “dietas milagro”.
Principales tipos de “dietas milagro”.
Puede saber más de cada una de ellas en “Estrategia Naos” y en Eroski Consumer.
Sea como sea la dieta milagrosa, no son definitivas ni eficaces.. La persona a dieta finalmente debe volver a su alimentación previa y comienza la recuperación del peso perdido, conocido como el “efecto yo-yo”: vuelta a retomar la última u otra dieta milagro, el organismo sufre de continuos desequilibrios, desajustes, trastornos metabólicos y psicológicos sin la consecución final de un peso adecuado. En definitiva, no pueden ser buenas para la salud.
La última dieta de moda es la del Dr. Williams Davis, en Estados Unidos, cuya principal regla consiste en no comer nada procedente del “trigo”, alimento que considera como un veneno para el organismo. Por supuesto del resto de los alimentos “puede comer todo lo que quiera” con algunas limitaciones en lácteos, bebidas, legumbres, frutas, etc… al final, la podríamos considerar un tipo de dieta excluyente que produce una restricción de alimentos y nutrientes, con disminución del número de calorías globales.
Y cómo no, esta dieta trae implícito la publicación de un libro titulado Wheat belly (puede ser traducido por “barriga triguera”), todo un éxito editorial y de seguimiento en los Estados Unidos, que puede llegar próximamente a nosotros, y que yo no le recomiendo hasta que no vea publicado sus resultados en una revista científica e calidad.
Como he tratado en los diferentes post del blog sobre la obesidad , soy partidario de un abordaje global de la obesidad y de modificar los hábitos alimenticios, así como los estilos de vida de las personas con sobrepeso u obesidad, cosa que tampoco es sencilla.