¿Qué es la aventura? Siempre me lo he preguntado.
https://www.youtube.com/watch?v=-XycwhKQv7E
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La llegada a las costas de Groenlandia, es para mí la repetición de un sueño, y ya es como una tradición…miro el reloj, ya llevamos de vuelo el tiempo suficiente como para empezar a ver el espectáculo del hielo flotante, la banquisa de hielo procedente del Norte groenlandés, que es arrastrada por la corriente hacia al extremo Sur de la isla. Y ahí está!!…miles de témpanos flotando en la costa. Luego en un momento se empieza a ver los grandes fiordos, moldeados por los potentes glaciares con sus características líneas oscuras de sedimentos de “til” o harina de roca, parecidas a ríos de color gris y negro sobre su superficie desolada de miles de grietas y seracs. Y encima de estos, una costra de hielo y nieve perpetuos, es el Inlandsis o Casquete Polar!!!
https://es.wikipedia.org/wiki/Glaciar
Mi cara es la misma en ese momento… de sonrisa y satisfacción…he vuelto a esta inmensidad de nuevo…
Una curiosidad…el espesor de hielo en la parte más elevada de esta colosal isla, es de más de tres kilómetros de espesor!!!
Otra curiosidad…
¿Cómo se formó ese hielo? Bueno, esta isla primariamente estaba situada entre los trópicos, cuando toda la tierra era un gran continente llamado PANGEA. Se empezó a descomponer en pedazos lo que ahora son los continentes que conocemos… ¿y que le pasó a esta inmensa isla para que se helara? Pues fue viajando a lo largo de millones de años hasta situarse donde se encuentra ahora, en el océano glaciar ártico. Debido a las épocas de las glaciaciones, cada vez fue acumulando más nieve, cada tras capa. Ese peso de nieve, se fue comprimiendo, también liberando el aire que había en el, hasta fusionarse para convertirse en un bloque compacto, El hielo.
La primera vez que vi el mar fue con 8 años, me atrajo desde entonces. Jugaba con barcos hechos de corcholina blanca, los construía unas tardes antes de ir al pantano de Caia en Portugal. Unos palitos de madera de sauce que había debajo de mi piso eran sus mástiles, pedacitos de tela para las velas y hilos las jarcias, una pequeña piedra embutida era la “quilla” para el contrapeso, así eran mis barquitos piratas.
Recuerdo lo impresionado que quedé paseando con mis padres por el puerto de Cádiz al ver esos enormes mercantes, me daba pánico o más bien terror al acercarme al borde del muelle.
Vuelvo a la mar de nuevo…!
Dos meses después de haber cruzado el Océano Atlántico…, regreso a otro mar, al mar donde de cerró el circulo después de una búsqueda de más de 20 años y una pequeña libreta como testigo.
Llegada a la antigua base americana de finales de la segunda guerra mundial, ahora el pequeño aeropuerto internacional del Sur de Groenlandia, situado en la pequeña y tranquila localidad de cerca de 40 habitantes llamaba Narsarsuaq (gran pradera, en groenlandés). Me encuentro con un cielo de gris plomizo y fría lluvia fina, característico de tierras del Norte, y mi conocido fiordo de Tunulliarfik , de profundas y oscuras aguas con bloques de hielo de blanco níveo a la deriva. Rodeado de montañas de laderas muy pronunciadas de más de 1500 metros de altura y sin apenas orilla y una de las cimas más altas de fiordo del mundo el Illerfissalik de 1752 metros.
Aquí es fácil encontrar los tres estados del líquido elemento, en el mismo paisaje, agua, niebla y hielo.
Otra curiosidad más…En Groenlandia no hay dos ciudades conectadas por carretera o camino, todo el transporte es a través de laberintos de fiordos por pequeñas embarcaciones o en líneas regulares de helicóptero.
Pues, aquí precisamente comencé a navegar…por casualidad? o otra vez la teoría de la atracción… Bueno…acordaros de aquella afirmación hecha unos meses antes “…bueno bueno ya me lo demostrarás allí…” y en efecto, algunas tuve que demostrar…
Esta es una…!Se trataba de hacer una guiada en el hielo del fiordo Qalerallit y regresar a “casa” y listo, así me dijeron…
Con algún detalle más pues la cosa era algo distinta… Me dicen, te irás mañana a las 7 de la mañana en la zodiac, llegas al hielo haces la caminata con el grupo que te espera allí y te vuelves cuando acabes.
Mi pregunta fue, ¿quién me lleva al hielo en esa zodiac? Respondí. ¿Te atreves a ir solo?, me respondieron con otra pregunta…
Desde hace ya algunos años me especialicé en saltar en “trenes en marcha” algunas veces con mejor atino que otras, pero nunca desisto. Por eso mi respuesta fue un rotundo si!
espera…silencio…has navegado una zodiac alguna vez? Mi respuesta…no,
pero he visto que tiene un volante… ¿no?
En efecto… tiene, afirmó…
Bueno más bien la rueda de un timón… pensó mejor la respuesta…
Clase numero uno… dijo,
Vamos al muelle y embarca, toma las llaves y arranca el motor! Dos frases imperativas secas…
Y ahí estaba yo subido en aquel artefacto inflable.
Lo que podemos llegar hacer! siendo totalmente inconscientes e incompetentes ante una nueva situación que se te plantea…
Mi cabeza bullendo de pensamientos mitad excitación, mitad curiosidad y cero por ciento miedos…
Clase dos…silencio…no te choques contra el muelle, ni con aristas, la goma es sensible a las aristas…Un poco de mofa…para romper el silencio…
Clase tres, atraca en el muelle por babor tres veces y otras tres por estribor, a ver qué tal… Y antes de que yo preguntara ya me respondieron. Si! Babor es izquierda…sonrisa forzada, de alguien curtido en mil historias.
¡Pues hala, allá voy!, movimientos frenéticos, rápidos, mirada nerviosa tratando de controlar el movimiento de la embarcación en la aproximación al pantalán (muelle), y desde lejos una voz…
Que se te va!!! Dale hacia atrás que te chocas de proa!!! Y gira antes!!! Venga otra vez!. Imperativo seco…de nuevo.
Allá voy otra, esta vez lo consigo…pensaba. Mi cara de pregunta, con sonrisa nerviosa, buscando el gesto de aceptación de mi “maestro de maniobras náuticas”… la voz desde lejos…que te la pegas!!! Ves más despacio!!! lo ves, te has pasado el pantalán, compénsalo con el viento que sopla…
Así transcurrió el rato o el reto…, hasta que pude atracar la lancha las veces que me propusieron. Para terminar, la cargué de combustible y garrafas extra para el trayecto de unas 60 millas que tenía que hacer la madrugada siguiente.
Como si fuera una ceremonia, esa tarde preparé mi mochila despacio, colocando algo de ropa de abrigo, comida y unos mapas, que iba a usar en la ruta de navegación y por último mi pequeña libreta que me acompaña a todos lados.
Al amanecer (en el paralelo 61º Norte en julio, amanece sobre las 4:00 de la mañana) ya pertrechado con mochila, mono de navegación como si fuera mi armadura. Me dirigí con paso firme al pantalán, había niebla baja con poca visibilidad y el suelo estaba húmedo, al lado de mi zodiac había alguien…era Margeritte. Una loquilla francesita que conocí cuando llegó a Qassiarsuk viajando sola armada con una caña de pescar en una mano y su pelo rubio recogido con trozo de palo retorcido de abedul y un gran mochilón a cuestas, que semanas antes pasó por nuestra base en esta aldea y que luego se quedaría a colaborar con nosotros durante unas semanas más.
Aluu Kumoon! (hola, buenos días! en groenlandés) Le dije a Margeritte. Me esperaba para despedirse de mí, se había enterado que esa misma mañana partiría a una “misión”, forma mitad broma mitad en serio a la que le llamamos a este tipo de encarguillos…y como de costumbre nos dimos un abrazo de buen viaje. Aquí todos los compañeros nos despedimos con un fuerte abrazo aunque apenas nos conozcamos.
Bueno a ver…contacto primero, motor arrancado, desamarrar segundo, le doy a la palanca para ir hacia a atrás y un momento después…ale! Ahora queda solo ir hacia delante!
Ohh estoy navegando yo solo!!
Me palpitaba el corazón, sabía que iba a ser un día que no olvidaría, y así sigue siendo.
La tarde antes había estado mirando la ruta que tenía que seguir, aunque la conocía porque la había hecho algunas veces pero como pasajero, pero esta vez era muy distinto, lo iba hacer solo! tracé tres rumbos 240º, 265º, 300º hasta el cruce de Narsaq saava y luego rumbo al 270º por el fiordo de Ikersuaq, para terminar virando al Norte en el fondo del espectacular fiordo de Qalerallit con la majestuosa imagen del casquete polar al 330º, iba a ser mi destino aquel día.
Continuará…