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José Trejo

Un extremeño en el Ártico

A la caza de las luces del Norte. Primera parte

Ciudad de Tromsø a medio día, se puede observar que hay mucho más, que esperar horas a que se vaya la gran nubosidad y aparezca la posible aurora boreal para hacer “la instantánea”. Foto realizada por Juampe, elegida por un grupo como embajador de Tromsølovers de Instagram, además de ser publicada en un periódico Noruego. /

 “El que piensa que dirige y no tiene a nadie siguiéndole, sólo está dando un paseo.”                                  

John C. Maxwell

La aurora es caprichosa

Un par de detalles, la aparición de las auroras polares es un acontecimiento natural, y como tal puede que lo veamos o no. Las variables son muchas, os cito algunas: intensidad y masa del polvo solar, variación e intensidad del campo magnético terrestre, nubosidad meteorológica, claridad solar, época del año etc.

Otro detalle, no quedarse dormidos…!

En nuestro pequeño gran viaje a Noruega, la aurora Boreal nos dio un tenue recibimiento entre las nubes y desapareció durante días.

La fugaz aurora, foto tomada por Juampe.

Tromsø y alrededores, suele estar considerado por muchas empresas del sector turístico y revistas de ciencia y naturaleza como National Geografic, como uno de los mejores lugares para observar la majestuosidad de las Auroras Polares en invierno, incluso en muchísimas páginas web indican los niveles de probabilidad para observar las venidas del viento solar causante de la aparición de las auroras polares en nuestra atmósfera. Utilizando un lenguaje muy bien pensado, y usando vocablos en inglés  como GO! (ir o salir) o TRY! (inténtalo), los turistas se lanzan a las carreteras en ‘furgonetas caza auroras’ repletas de artefactos  fotográficos, ilusionados en una carrera frenética para ir a los supuestos mejores miradores donde realizar la ‘foto de tu vida’

He de decir, que para embobar y hacer caja a los turistas cegados por tanta foto y anuncio de auroras por todos lados, tratan de endulzarte el pico con los partes meteorológicos algo más optimistas, o al menos los vinculados a las webs de auroras. Anécdota, preguntamos al chico de la recepción del camping sobre la posibilidad de ver auroras ese día, él respondió con tanto entusiasmo que casi convence a mi hermano, miré al chico y sonreí… . No me considero meteorólogo o ni parecido, pero era evidente que ese día no las veríamos, incluso ni el resto de los días, solo bastaba asomarse a la calle y mirar hacia arriba para saberlo y ver la acumulación de nieve caída que constantemente era apartada por las quitanieves.

Uno podría pensar que el norte de Noruega solo ofrece ese acontecimiento natural, o mejor llámemosle ‘producto turístico’. El norte de Noruega en invierno es mucho más que la simple observación de las auroras, es un estado donde se acentúan las diferencias de nuestro ‘mundo’ con el mundo ártico, más allá del Círculo Polar en invierno. De paisajes bucólicos nevados proyectándose la luz  por las estrellas en el blanco níveo de la nieve en los ‘días’ despejados de la noche polar.

Ciudad de Tromsø a medio día, se puede observar que hay mucho más que esperar horas a que se vaya la gran nubosidad y aparezca la posible aurora boreal para hacer “la instantánea”. Foto realizada por Juampe, elegida por un grupo como embajador de Tromsolove de Instagram, además de ser publicada en un periódico Noruego.

Al final supo plasmar lo mágico de este bello lugar sin la ayuda de las caprichosas luces del norte. Foto de Juampe     

 Instagram, Embajador de la página 

Impresiona no ver el astro Rey en los días que estuvimos, sobretodo siendo de sangre mediterránea, acostumbrados a otro tipo de situaciones también extremas pero tan contrarias, como los intensos días azules llenos de colores al contrario de los días sin apenas luz solar monocromos de los bosques de abedul ártico boreal.

Lo más curioso fue comprobar cuando volvimos a pisar tierra española, la intensa luminosidad del atardecer en la península ibérica, la cual nos provocó molestias oculares y algún que otro dolor de cabeza por esto mismo. Un detalle, durante  nuestra estancia allí, las cámaras de fotos de los móviles se volvían algo locas por no encontrar suficiente luz para hacer fotos sin que estas no salieran borrosas o movidas, debido a la escasez de luz natural y falta de algún trípode.

¡La isla de Tromsøya a nuestros pies! estamos a 10 grados bajo cero, pero el frío que nosotros sentimos en la cara es más bajo debido al viento de 25 km/h que sopla del continente procedente de las montañas del interior. Hemos subido con raquetas hasta el punto más alto de la montaña en la cota llamada Fløya de 671 metros. El reloj marca las 15:45 de la “tarde “o de la noche polar.

 

El equipo “B” Juampe y Antonio, como al final nos denominábamos, preparándose para hacer una foto en un fiordo helado.

 

Nuestro fotógrafo en acción tomando una instantánea a un escalador en hielo.

Campamento y trineo de renos de la etnia Sami en la Isla de Ringvassøya, Laponia Noruega. Foto de Juampe.

Camping de Tromsø, la densa nubosidad duró más de una semana, proporcionado una gran cantidad de nieve y paisajes llenos de encanto por cualquier rincón.

Rafa y yo componentes del equipo “A”, disfrutando del silencio del camino, al darnos la vuelta vemos que el esfuerzo de andar enterrados en nieve polvo da unos estupendos frutos, nos sorprende el majestuoso paisaje que dejamos a nuestras espaldas. Ir descubriendo el lugar paso a paso nos acentúa más y más nuestra curiosidad. La oscuridad implacable nos quiere ocultar la vista pero seguimos hacia adelante hasta meternos en una densa y peligrosa ventisca ayudada de la noche, nos deja literalmente cegados por “el whiteout” (tormenta de nieve).

Debemos tomar la decisión de darnos la vuelta rápidamente, estamos perdiendo visibilidad por la niebla y la nieve que nos está azotando, la temperatura ha caído en picado -6, -8 y bajando. Debemos sacar la brújula y tomar el rumbo de la única referencia que vemos, es una línea de postes de alta tensión que baja al valle para ir siguiéndola casi a tientas.

Cumplir el sueño de ver una aurora boreal o viajar donde viven. Guiando a un  fantástico grupo del viaje Maravillas de Groenlandia en el campamento de Fletanes, Fiordo de Qalerallit Groenlandia, finales de agosto 2011 ¡sueño cumplido!. Foto de Seve.

ESTA ÚLTIMA FOTO DEDICADA A MIS COMPAÑEROS DE VIAJE, ME HUBIERA GUSTADO HABER HECHO OTRA IGUAL.

Aquí os dejo un par de grupos de aficionados a la fotografía en Noruega.  Y la región más al norte de Noruega   Finmark

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Sobre el autor

De espíritu inquieto, busco retos para no ahogarme en lo cotidiano. Mis dos pasiones son los deportes de aventura y los entornos naturales inhóspitos


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