No hace falta irse muy lejos para ver orquídeas.
Las orquídeas de nuestros campos extremeños son de pequeño tamaño.
Crecen ocultas entre la hierba, a la sombra de una escoba o cerca de una encina.
Sus flores son muy especiales, con formas y colores diseñados para atraer a los insectos -sus principales polinizadores-, a los que ofrecen el néctar. Los insectos se llevan el polen a otra orquídea y de esta manera tiene lugar la reproducción.
Gracias a sus raíces con bulbos, permanecen en el suelo durante el invierno para florecer cuando la luz y la temperatura van en aumento.
En la misma ciudad de Cáceres y en sus alrededores, se puede disfrutar de esta flor, fascinante y misteriosa, maravilla de la naturaleza.
Orchis champagneuxii en un encinar cercano a Cáceres.
Detalle de Orchis champagneuxii.
Orchis lactea.
Orchis lactea, detalle de sus flores.
Ophrys tenthredinifera (cortesía de Manuel Romero).
Orchis papilionacea en un pastizal cercano al río Aljucén.
Las flores de O. papilionacea imitan las alas de una mariposa.
En el Parque del Príncipe de la ciudad de Cáceres, se sembraron hace unos años algunas especies de orquídeas, que se pueden contemplar en este momento en plena floración.
Ophrys vernixia o Espejo de Venus.
Orchis italica o flor del hombre desnudo.
Detalle de las flores de O. italica.
Disfrutar de las orquídeas es lo mejor que podemos hacer estos días si salimos al campo, siempre tomando precauciones para no destruirlas.
Es importante no recolectarlas, ya que muchas son especies amenazadas.
Vivir con la naturaleza y llenar nuestros sentidos de su belleza.