El año 1950, la UNESCO publicaba la declaración “La raza, un mito social”. Recogía las tesis que contra el racismo y el etnocentrismo occidental venía difundiendo Lévi-Strauss. El célebre antropólogo francés tuvo parte en el comité encargado de redactar aquella declaración (y, desde 1952 hasta 1961, fue el primer Secretario General del Consejo Internacional de Ciencias Sociales de la UNESCO). El primer punto de la proclama reza así: “Los científicos han llegado a acuerdos generales en el reconocimiento de que la humanidad es una y que todos los hombres pertenecen a la misma especie, Homo sapiens”.
Cincuenta años más tarde, el cada vez más poderoso “movimiento animalista” (o “movimiento de liberación animal”) da otro tour de force al tema para combatir el antropocentrismo y sostener que todos los animales, incluido humanos, pertenecemos a la misma especie. Por eso se oponen y organizan campañas contra espectáculos, granjas, mataderos, investigaciones, productos gastronómicos, artesanía del cuero o lanas… que estiman denigrantes, cuando no directamente “animalicidas”. Entre los defensores del también llamado “antiespecismo” figuran la etóloga Mary Temple Grandin o J. M. Coetze, premio Nobel de literatura. A los dos se les rinde homenaje en esta novela.
Su autora, Susana Martín Gijón, que nació en Sevilla (1981), se crio en Villanueva de la Serena y reside en Mérida, preside actualmente la AEEX. Le gusta introducir en sus obras la crítica social (contra el machismo, la xenofobia, la explotación de los trabajadores, el narcotráfico, la trata de mujeres, el comercio de órganos y falsos medicamentos, los abusos de poder), sirviéndose para componerlas de los recursos de la “novela negra”, género en el que ya es figura reconocida. Licenciada en Derecho, fue directora general del Instituto de la Juventud de Extremadura y dirige el Comité contra el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia, formación y responsabilidades que le proporcionan elementos muy aprovechables para sus narraciones.
Se distingue también por el protagonismo que concede a la mujer en las investigaciones policíacas relatadas. Si en Más que cuerpos (Sevilla, Annantes, 2013) daba comienzo a la serie de Annika Kaunde, joven agente de color y origen africano, en Progenie (Alfaguara, 2020) tomaba la alternativa la inspectora Camino Vargas, otra admirable creación. Es también el personaje central de esta entrega última, Especie, cuyo título creemos haber justificado. Mujer experta, libre de prejuicios, con lenguaje desnudo, amante platónica de un colega algo mayor, el extremeño Paco Vargas, vive sola en su piso de Sevilla, donde mantiene, aunque no es muy amiga de los animales, una colonia artificial de voraces hormigas. Necesitará todas sus habilidades para afrontar los horrorosos crímenes que se producen casi simultáneos en la ciudad de Betis. (Otros parecidos se descubren en Florencia y Nueva York). Todos parecen tener cierto “aire de familia”. Cabe sospechar de una misma mano, aunque quizás relacionada con redes internacionales.
Se van encontrando en distintos rincones, marcados históricamente por el comercio de animales, los cadáveres de un hombre desollado (industria de la piel); otro hinchado de comida hasta reventar (como las ocas del foie gras); aquél, roto a golpes… Para colmo, desaparecen la joven investigadora de un laboratorio y el mismísimo Paco, antiguo cazador. Las sospechas irán centrándose paulatinamente, aunque con las típicas pistas falsas, en algún miembro del movimiento animalista, que, cansado de protestas y manifestaciones o liberar gallinas, quizá se ha decidido a la acción armada. Finalmente, todo se descubre merced a la sagacidad de otra policía, joven ayudante de Camino, si bien a costa de su propia vida. Mora, la comisaria jefe, como la colega italiana que viene a ayudar en las investigaciones, no aportarán más que incordios.
Susana Martín vuelve a mostrarse dueña de una prosa bien pulida, con preferencia hacia las frases breves y la precisión léxica. Sobresalen la verosimilitud del relato, merced a la pertinente documentación, y el dominio del tempus narrativo, conduciendo hábilmente a los lectores, tras numerosos suspenses, hasta la solución final del trhiller. Sin duda, impone reflexionar en torno al consumo de los productos cárnicos y otros elementos animales, así como sobre el sufrimiento que para tantos millones de nuestra misma especie conlleva.
Susana Martín Gijón, Especie. Barcelona. Alfaguara, febrero 2021.
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