Hartos ya de tanto engaño en lo público, de casos Bárcenas, Gürtel y personajes de medio pelo que están encumbrados por el pueblo y se creen dioses, quizá sea buen momento para hablar nuevamente de lo público y en este caso de la Educación y además de la cercana, de nuestros Maestros .
Hemos visto en prensa en los últimos días ( enlace ), cómo se homenajeaba a los docentes jubilados el pasado curso.
Apenas pude acompañarles unos minutos pues tenía otro compromiso anterior que debía atender y por eso mis disculpas y a la vez un abrazo entrañable a todos los que han dejado a lo largo de sus vidas, la semilla de la sabiduría en tantas promociones de estudiantes.
Al hilo de ello, disfrutamos en la intimidad de una velada un grupo de amigos, en la que festejamos el retiro de una Maestra y donde además había compañeros suyos de profesión y de otros gremios.
No voy a extenderme en detallar los goces procedentes de caldos y viandas y sí un poco más en las conversaciones
Por supuesto que arreglamos el país entre todos. Al que no se le ocurría medidas contra el paro, hablaba de cómo atajar la golfería y otro sobre ERES, cuando no de ajustes y el que más y el que menos teníamos soluciones para todo.
Entre un colectivo de docentes es raro poder abstraerse y no hablar de educación. Me llamó poderosamente la atención cuando mi amigo José Luis decía que la asignatura más importante del colegio es el ‘patio’. Defendía que lo que se aprende en el patio no está en los libros y no se explica en las clases.
Un patio de colegio está organizado por grupos y los niños se comunican entre ellos con unas normas no escritas de forma natural y cada individuo tiene que conquistar su propio espacio. Aquí se empieza a descubrir quién es el líder, el sumiso, la niña coqueta, el deportista, el listo (de listillo) y cuantas distintas personalidades se desarrollan en la infancia. Un empujón marca distancias, territorio, estatus. Una mirada enamora suficiente como para compartir una chuche. Meter un gol encumbra.
No puede ser que un muchacho (los niños son muchachos, como antes) lleve su fruta pelada en un fiambrera y se la coma con tenedor. ¡A ver papás y mamás, no protejan a sus hijos de esta manera! En el recreo hay que comer una naranja que llevas de casa con cáscara y pelarla con los dientes y saber que antes del dulzor hay que pasar por lo amargo.
Me gustan los Maestros. En el colectivo de El Bordón son muy numerosos los que asisten a las actividades y los considero de tal forma que escribo su profesión con mayúscula.
Terminamos la extendida sobremesa disfrutando de unas caipirinhas, con buena música (la verdad es que no recuerdo si hubo música) y citándonos para la próxima reunión alrededor de los manteles. El motivo no lo conozco (qué más da) pero sí la fecha y el lugar.
Hay tantas citas que les querría traer que me es muy difícil elegir una, por eso me permito, alguna.
Víctor Hugo: El porvenir está en manos del maestro de escuela.
Maurice Debesse: La educación no crea al hombre, le ayuda a crearse a sí mismo.
H. B. Adams: Un maestro trabaja para la eternidad, nadie puede predecir dónde acabará su influencia.