Hace una semana, se nos informaba por los medios de comunicación, cómo murieron cuatro mujeres en España, asesinadas, en cuatro días, a manos de sus parejas.
El año pasado murieron 52 víctimas de violencia de género y en los cinco meses que llevamos de 2013 han muerto ya 25.
¿Que si tiene que ver con la crisis? Pues claro. Todo tiene que ver con la crisis. Nos hemos encontrado una respuesta a todos los problemas y además tapa los posibles, si acaso tenemos, de incapacidad para gobernar.
De 2012 para acá han disminuido las medidas de protección. Pero sobre todo el interés por la lucha contra este azote social, se ve, en que nuestro presidente, señor Rajoy, no ha dicho todavía ni una palabra de este hecho tan angustioso.
Y la señora Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ¿saben qué ha dicho? Pues exactamente lo mismo: NADA.
Será un tema secundario y prescindible pues han rebajado en un 30% el presupuesto destinado a la prevención y han presentado un anteproyecto de reforma del Código Penal, que desprotege a la mujer y sus hijos y despenaliza o minora las penas para los agresores.
Ya veremos cuando entre en vigor la ley local que han promovido y se ponga en marcha, cómo se acabará con los servicios municipales de ayuda a las víctimas.
Lo que llama la atención es los altos índices de violencia que se están dando entre las parejas más jóvenes y que cada vez más adolescentes acuden a centros de atención para mujeres maltratadas por violencia de género.
¿Qué está pasando en nuestra sociedad para que esto ocurra? Nuestros jóvenes, supuestamente más preparados y concienciados por el respeto hacia los demás, protagonizan actos de humillación hacia sus parejas. Edades de 16, 19, 24 ó 25 años saltan a la prensa anunciando con negros titulares cómo han muerto a manos de sus novios, parejas o simplemente, como se creen, dueños de su vida y de su felicidad.
No sólo se agrede físicamente. El dominio psicológico es tanto o más preocupante. Controlan todos los movimientos de ellas. Las ropas que usan, cómo se maquillan, con quiénes van o a dónde. Todo esto apoyándose en las nuevas tecnologías en la que los teléfonos móviles tienen mucho que ver. Una herramienta perfecta para obligar a enviar un sonido de fondo, una imagen del lugar a través de whatsapp y poder así certificar que lo dicho es cierto. Para poder así controlar si obedecen a lo que mandan.
Debemos hacer un llamamiento hacia nuestros dirigentes para que no bajen la guardia en este asunto que nos atañe a todos. Cada vez que haya una víctima por maltrato, además de que la justicia tiene que ser lo más ejemplarizante posible, debemos sentirlo como algo cercano, pues la sociedad somos todos y lo que hoy vemos en las noticias, mañana puede estar ocurriendo a nuestro lado.
Si conocemos casos de mujeres que sufren estos tipos de acoso, ayudémoslas a denunciar y animemos a que lo hagan pues es la forma de luchar entre todos contra los indeseables.
No debemos permitir que, producto de los recortes del Gobierno, se produzcan titulares como este que nos anunciaba hace unos días la disminución de las denuncias por violencia de género
Contra la violencia de género hay salida (un pequeño gesto vale más que nada)
Decía Albert Einstein: el mundo no está en peligro por las malas personas, sino por aquellas que permiten la maldad.