Con las banderas, hay que tener mucho cuidado porque las carga el diablo. Te ilusionan haciéndote creer que son una tela de abrigo, y en realidad son una mortaja. Entre sus hilachas se han podrido millones de hombres antes de volver a la eternidad, esa estación Términi donde no ondean banderas ni hay postes fronterizos. […]