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Hambre y poesía

“El número de hambrientos supera por primera vez los mil millones, según la ONU”

(De los periódicos)

La directora del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, Josette Sheran, ha dado la voz de alarma: por primera vez ya hay más de mil millones de hambrientos en el mundo. La situación, «una receta para el desastre», en palabras de Sheran, se ha visto agravada por dos factores: la crisis financiera internacional y el encarecimiento de los alimentos.

De los 4.585 millones de euros que se necesitan para aliviar la hambruna de 108 millones de personas en 74 países, el Programa Mundial de Alimentos sólo ha recibido este año menos de la mitad, 1.799 millones. Ya sé que no es un problema nuevo. Los periodistas conocemos –acaso mejor que nadie– que el interés de una noticia está relacionado directamente con la distancia. Y Kenia, Guatemala o Bangladesh están tan alejadas de nosotros… Nos resultan tan distantes como esas estadísticas que se pierden en el maremagnum de la actualidad. Decía Benjamin Franklin que «el hambre pasa por la casa del hombre laborioso, pero no se atreve a entrar en ella». Lo malo es cuando el hombre, por muy laborioso que pretenda ser, no tiene la oportunidad de trabajar o, lo que es peor, ni de llegar a ser hombre, pues la hambruna lo extermina de niño.

Sé que estas cuestiones se prestan a la demagogia y al sentimentalismo barato. Que a muchos les recuerda al Domund o a las oenegés que se pasan la vida clamando en el desierto de los países ricos. Ocurre, sin embargo, que todos vamos embarcados en esta nave que es la Tierra y que, con menos del 1 por ciento (un euro de cada cien) que los gobiernos han inyectado a los bancos para salvar el sistema financiero mundial se podría resolver buena parte de la hambruna. Qué escándalo.

Cervantes dijo que «el año que es abundante de poesía suele serlo de hambre». Seguramente sus palabras tenían un sentido irónico y aludían a la pobreza ‘consustancial’ a los poetas. En todo caso, que sirva de consuelo. A falta de pan, buena poesía. Y si no, a releer a Swift y su «Modesta proposición para impedir que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o para el país». Una joya (con perdón) del humor negro. Lo recomiendo.

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hambruna, swift

Juan Domingo Fernández

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Blog personal del periodista Juan Domingo Fernández


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