Una de las sesiones que me está resultando más interesante es la relativa a la analítica web, disciplina imprescindible en nuestros días y en la que sobresale a nivel mundial el indio Avinash Kaushik, un gurú de las webs 2.0 cuyas enseñanzas pienso recomendar al coordinador extremeño de IU, Pedro Escobar, por ver si le ayuda a salir del laberinto en que se ha encerrado con el minotauro. Avinash Kaushik define su ocupación profesional, la analítica web, como «el arte de analizar resultados y la ciencia de centrarse en el cliente». Justo lo que necesita Pedro Escobar. Aunque aquí quisiera ver yo a ese evangelista de Google analizando los resultados y centrándose en el cliente. ¿Qué resultados? ¿Los votos? Se conocen al detalle. ¿Los escaños? Lo mismo. ¿Pero y el cliente? ¿Quién es el cliente? ¿Izquierda Unida? ¿Son el cliente los potenciales beneficiarios de la ayuda, el PP o el PSOE? Sospecho que la ‘telemetría’ del prototipo que puso en pista IU arroja miles de datos difíciles de interpretar a la hora de hacerle los reglajes al coche y que mejore su rendimiento.
Por si fuera poca dificultad la aritmética parlamentaria del 22-M en Extremadura, Pedro Escobar e IU rizan el rizo al someter las asambleas locales a un proceso de consultas «no vinculantes», democráticamente encomiable, pero que en la práctica se ha traducido en un centrifugado de voces muy poco operativo.
Según Avinash el analista (un nombre propio de las narraciones de Borges), los datos en sí mismos son poca cosa. Es preciso interpretarlos para que nos ayuden a tomar decisiones, que es lo relevante. ¿Tienen ya Pedro Escobar e IU todos los datos? ¿Han completado el proceso de interpretación? Supongo que no es así porque en este retiro madrileño me entero que el dirigente de la coalición está hecho «un verdadero lío» y toma más aspirinas que nunca. Así que bien pensado, en vez del libro sobre la analítica web le voy a recomendar algunos títulos de Sigmund Freud (por si tiene que ir preparándose para el psicoanalista) y de Rabindranath Tagore, otro hindú como Avinash Kaushik. Seguramente no encuentre en sus páginas la clave para abandonar el laberinto, pero siempre disfrutará con las iluminaciones de su sabiduría.