UN amigo aficionado a reflexionar sobre la política española ha elaborado un decálogo relativo a Podemos. En vez de aburrirles resumiendo torpemente sus razonamientos, lo reproduzco íntegro a continuación.
1.-Casi siempre, las elecciones las gana quien consigue atraerse al ‘centro sociológico’, integrado mayoritariamente por una clase media que igual vota, según las circunstancias, a partidos de izquierda o de derecha.
2.-A medida que la democracia se ha ido asentando, es más determinante a la hora del voto ‘castigar’ al que lo ha hecho mal que ‘premiar’ a la oposición.
3.- Cuando un país es próspero y tiene perspectivas de futuro, a casi todos les parece absurdo pretender ‘socializar’ la pobreza.
4.- Cuando un país deja de ser próspero y la pobreza castiga no solo a una generación sino seguramente a dos más, las opciones moderadas pierden peso, se extiende la percepción de «peor que estos, imposible» y en consecuencia crece el convencimiento de que quien quiera que venga lo hará mejor.
5.- Si la clase media es golpeada por la crisis y se dispara el número de pobres (jubilados manteniendo a toda la familia…) las opciones que prometen ‘cambios’ reales tienen serias opciones de arrasar en las urnas.
6.-Con las despensas vacías y las perspectivas individuales (no macroeconómicas) muy negras a corto y a medio plazo, hasta las sensatas clases medias prefieren esperanzarse con algo nuevo que persistir en el error y la inanición.
7.-Los argumentos del tipo «¡que viene el lobo, que viene el lobo!» son poco efectivos para quienes han visto cómo los lobos auténticos llevan tiempo zampándose al rebaño con ostentación y además con impunidad.
8.-La corrupción en las capas políticas dirigentes es el uranio enriquecido que alimenta ‘reactores políticos’ como Podemos u otras opciones alternativas que –sin necesidad de violencia ni de transgredir el actual marco democrático– están dispuestas a trabajar por un futuro mejor para los españoles.
9.-El daño de la corrupción es tan escandaloso que no solo dinamita la credibilidad de los dirigentes ‘contaminados’ sino que los ha cegado hasta el extremo de no reparar en la inmoralidad de su proceder. Por eso casi todos se limitan a pedir perdón mientras que la sociedad exige antes que las simples disculpas la restitución del dinero.
10.- Si el nivel de enfado con los políticos y responsables de la corrupción crece excesivamente, las honradas clases medias pueden sentirse dominadas por el ‘síndrome Sansón’, por el convencimiento de que llegados a este punto, lo mejor es cargarse el templo y «mueran Sansón y todos los filisteos».
Hasta aquí el decálogo de mi amigo. Algunos postulados parecen de validez intemporal y otros muy circunscritos al momento presente. Yo no tengo ningún temor a Podemos. Temo mucho más a quienes le temen. Y temo sobre todo la ira del español sentado, que decía Lope. Un pueblo, el nuestro, veterano en pegar patadas a sus propios demonios en nuestros propios traseros.