Cuenta el periodista Martín Prieto que siempre admiró a Carlos Luis Álvarez, ‘Cándido’, desde que de joven leyó un artículo en que solo relataba sus reflexiones viendo desde una ventana a tres hombres echando arena a un camión. «Era un folio, pero para escribir aquello era requisito previo haber leído a Heidegger». Yo tengo ahora delante aquel artículo. ‘Cándido’ se vale de una imagen tan en apariencia intrascendente para descubrir el sentido de las cosas y del mundo… Su importancia real o ficticia. Enseguida nos recuerda que Bertold Brecht pregunta en una de sus canciones: «La noche en que fue terminada la muralla china, ¿a dónde fueron los albañiles», y concluye que esto no se sabrá. «Pero yo quiero ver» prosigue ‘Cándido’, «lo que hacen estos tres hombres que echan arena en un camión. Primeramente, ¿para qué echan arena en un camión? ¿Quién les dijo que la echaran. La arena ¿es suya? El camión ¿es suyo? Las palas ¿son suyas?».
Cedazos para discernir lo elemental de lo relevante. Con los guiños del humor: «Los bizantinos discutieron largamente la posibilidad de que los ángeles tuviesen tres alas en vez de dos». O sea, no solo un artículo de prensa sino incursión en el universo de la lógica para satisfacer al que él define como el instinto más fuerte del hombre: «’logificar’ el universo», porque «todas las personas que han pasado por la calle han visto a estos tres hombres echando arena en un camión. Han alcanzado la certidumbre del hecho, pero, ¿han alcanzado la certidumbre de sus causas?».
Recurro a esta prolija introducción porque yo creo que a todos nos interesan los procesos de ‘logificación’ que decía ‘Cándido’ y encontrar el sentido último de algunas escenas. Lo que ocurre es que no todos disponemos de su capacidad analítica. Ni siempre reaccionamos igual. Por fortuna.
Yo recuerdo que en más de una ocasión, paseando con el inefable fotógrafo Fernando García Múñez –Múñez, sin más, en miles de páginas de HOY– cuando se topaba con algún obrero abriendo a pico y a pala una zanja en cualquier calle de Cáceres solía señalar esas dos herramientas y comentaba socarrón: «Mira qué ‘bolígrafos’, seguro que si los dejan ahí, no se los lleva nadie». La ironía del escepticismo.
A ‘Cándido’ la visión de aquellos tres hombres echando arena al camión le sirvió para un elegante y divertido ejercicio reflexivo que está ya en la historia del periodismo. Al maestro Múñez la visión de la obra le condujo a una ‘logificación’ más prosaica, si queremos decirlo así, pero acaso tan lúcida y acertada como la de Carlos Luis Álvarez.
A diario –aun sin darnos cuenta– reflexionamos sobre escenas tan aparentemente insustanciales como la de los tres obreros echando arena a un camión. Yo creo que lo arriesgado es no concluir de forma correcta esa ‘logificación’ a la que aludía ‘Cándido’ y no saber qué relación con nuestro destino guarda el trabajo de los tres obreros; o dicho de otro modo, por qué son ellos los que echan arena a un camión y no yo. Parece una broma. Pero reflexionen. Y miren alrededor. Incluso a la realidad política.