Decía el mexicano Jorge Ibargüengoitia respecto a las predicciones y las artes adivinatorias que sus preferidas eran la astrología y el tarot, aunque la experiencia más desagradable la tuvo la vez que una mujer le echó las cartas y le anunció: «Dentro de poco tiempo estará usted ante un hombre de ley». Mientras pensaba qué significaría aquella predicción le embargaron y tuvo que comparecer ante el juez. Según Ibargüengoitia fue la única ocasión en que le dijeron algo con sentido, porque lo relevante, claro está, es el sentido de las cosas. ¿Qué importancia tiene que le anuncien que una mujer rubia está pensando en usted? «Esto, huelga decir, no tiene importancia. Lo que sería interesante», añade, «sería saber qué es lo que está pensando la mujer rubia».
Yo creo que el panorama político es ahora igual de abstruso que la firma de un loco. Lo mismo te anuncian el paraíso a la vuelta de la esquina que te acoquinan con la admonición de unas velas negras… En mitad de la niebla resulta imposible saber si aquello que reluce en lo alto del castillo son los éxitos de los emboscados en su marcha triunfal o aquella cosa, como dice el chascarrillo popular, a la que le están sacando brillo.
¿Alguien puede imaginarse en qué acabará el culebrón del PSOE en Madrid? Ayer mismo dos periódicos nacionales interpretaban la movida en la Federación Socialista Madrileña y la destitución de Tomás Gómez de manera diametralmente opuesta. Mientras ‘El Mundo’ veía la botella medio vacía: «El golpe de mano de Sánchez en Madrid debilita aún más al PSOE», ‘El País’, apoyado en una ‘encuesta exprés’ de Metroscopia la observaba medio llena, si no a rebosar: «Sánchez se fortalece y el PSOE sube al primer puesto en Madrid».
¿Y quién sabe cómo acabará la designación de candidatos en un PP que no puede borrar de las hemerotecas, ni de los archivos ni lo que es peor de la memoria de la gente los enredos de Gürtel, Bárcenas, Granados… y demás compañeros mártires?
Por no hablar del precio que habrán de pagar en el terreno de la credibilidad y del liderazgo los laberínticos escarceos monetarios y estratégicos de Podemos, un partido percibido por muchos jóvenes con poco que perder (¡ojo al detalle!) como la vía para un tiempo nuevo más solidario y más justo. Un partido que ayer mismo, a través de su responsable de Economía, Alberto Montero, propuso que se persiga a los grandes defraudadores, no a los pequeños «como es el caso de Monedero»; anunció que ellos publicarían los beneficiarios de la amnistía fiscal y de la ‘lista Falciani’, que bajarían el tope del delito fiscal de los 120.000 euros actuales a 50.000 euros y que la persecución del delito se extendería a 10 años, no a los 5 de ahora, que a mí me parece un portillo legal por el que se escabullen los gamusinos del «Hacienda somos todos».
¿En Extremadura? Como dicen los paisanos de Ibargüengoitia: «Lo más seguro es que quién sabe». O con el misterio de aquella frase sin puntuación de las pitonisas de Delfos: «Irás volverás no morirás en la guerra». De usted va a depender dónde van las comas.