Mi madre suele decir que a los entierros nadie te invita. Y enseguida recuerda con orgullo espontáneo, indisimulado, lo que le dijo una mujer hace décadas, cuando aún vivía mi abuelo: «Al entierro de tu padre tiene que ir el pueblo entero». «¿Y eso por qué», preguntó mi madre. «Porque él no ha faltado a […]